Iniciativa se enmarca en proyecto financiado por el Fondo de Cuaresma de Fraternidad y el Fondo Diocesano de Acción Solidaria.
La Pastoral Social Caritas Valparaíso se encuentra realizando un taller de corte y confección a mujeres privadas de libertad residentes en el Complejo Penitenciario Femenino (CPF) de la ciudad puerto.
Dicha instancia se realiza bajo el alero del proyecto “Apoyo integral para la promoción y resiliencia de familias vulnerables del ámbito carcelario de la Diócesis de Valparaíso”, que es ejecutado por la Pastoral Social Caritas Valparaíso y financiado por los Fondos de Cuaresma de Fraternidad de Caritas Chile y el Fondo Diocesano de Acción Solidaria. La propuesta se extiende por tres meses, de agosto a octubre, y las clases se dictan los días lunes en la mañana.
Los encuentros tienen una duración aproximada de tres horas. Allí, las beneficiarias aprenden a manejar las máquinas de coser Overlock y Recta, también se les enseña a coser, cambiar cierres, realizar múltiples arreglos, y confeccionar distintas prendas de vestir y mantelería, que luego pueden vender en los módulos o bien, se las entregan a sus familiares durante las visitas para que ellos las comercialicen afuera. Las clases se imparten de manera grupal, se las capacita para que puedan confeccionar proyectos de baja dificultad y practiquen el manejo de las máquinas. Durante los encuentros han confeccionado bolsas de tela, turbantes de toalla, dos tipos de cofias, utilizadas en las áreas de alimentación y salud, además, de manera espontánea han llevado prendas propias para reparar. En definitiva, la propuesta busca brindar a las beneficiarias las herramientas necesarias para que puedan desarrollar un emprendimiento que les permita generar ingresos económicos de manera lícita tanto al interior del penal como a la salida del recinto penitenciario.
Las clases son impartidas por Mabel Reyes Araya, quien además fue beneficiaria de un proyecto anterior ejecutado por Pastoral Social Caritas Valparaíso que apoyó a emprendedores que se vieron afectados por el mega incendio de 2022 en la Ciudad Jardín (sector Forestal y Nva. Aurora). “Lamentablemente en diciembre de 2022 perdí mi casa completamente a raíz del mega incendio que hubo en Viña en esa oportunidad, y bueno, esta institución, Caritas, nos ayudó bastante a los emprendedores en esa ocasión y ahí conocí a Francisca, ella me invitó a participar de este taller y ha sido muy gratificante”, expresa.
“Personalmente ha sido un nuevo desafío para mí, yo había dado clases en otros lados y en otras instituciones, pero estar acá ha sido una bonita experiencia, las alumnas están muy motivadas en aprender, tienen mucha iniciativa”, sostiene respecto a su rol de docente del taller. Además, agrega que “la primera clase ellas ya estaban haciendo una bolsa sin tener nada de conocimiento de cómo manejar la máquina, entonces están tan motivadas que eso me da una alegría enorme, el saber que ellas tienen ganas de emprender, de cuando salgan de acá ellas puedan tener una herramienta para que puedan sobrellevar su hogar”.
Mientras que el director de la Pastoral Social Caritas Valparaíso, Diácono Leonardo Córdova, sostuvo que “este taller nos confirma que hemos hecho una buena elección frente a un desafío que ellas tienen y que es probablemente el más difícil: la inserción en la sociedad al salir de este centro penitenciario. La pena es la privación de libertad, el resto del tiempo que pasan aquí, los días largos que se les hacen –que ellas mismas me comentaban-tienen más sentido cuando ponen el foco en su familia que está afuera y se van capacitando para tener una alternativa real con la cual vivir, obtener recursos de manera lícita y poder insertarse en la sociedad”. Asimismo, explicó que “hemos elegido a mujeres, madres de familia, que tienen además esa tremenda carga de tener a sus familias esperándolas afuera, a sus hijos e hijas, de manera que tienen una presión fuerte por obtener recursos cuando estén en la calle. Obtener recursos de una manera lícita es una muy buena posibilidad y ellas la valoran profundamente. Desde Caritas, en este discernimiento permanente de ir buscando las mayores vulnerabilidades, elegimos este espacio, este ambiente de mujeres privadas de libertad que tienen ganas de salir adelante, que están haciendo buena conducta, están buscando los medios para insertarse socialmente a la salida”.
El también Delegado Episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Diócesis de Valparaíso reflexionó acerca de que “el desafío de nuestro país y de nuestro propio sistema carcelario tiene que ser ir avanzando de manera creciente a espacios que permitan la inserción de las personas. Y hablo de “inserción social posterior a la condena” porque cuando decimos reinserción estamos asumiendo que estuvieron insertas y muchas de las veces –y conversando con ellas, nos lo confirman- nunca han estado insertas porque no han tenido posibilidades reales de tener un trabajo, una educación que les permita avanzar. El trabajo nuestro como Iglesia de Valparaíso es acompañar a estas hijas de Dios que tienen este dolor tremendo de tener que hacer un camino duro, difícil, que siempre tiene muchos obstáculos y uno de los mayores lo estamos enfrentando por la vía de que se puedan capacitar en este taller. La mejor recompensa para nosotros es ver cómo nuestros proyectos avanzan y son una verdadera posibilidad de cambio en las familias”.
Positiva respuesta por parte de las beneficiarias
En total, son once las beneficiarias del taller, quienes han manifestado una buena recepción de la iniciativa. Tal es el caso de Silvia, mamá de cuatro hijos y abuela de siete nietos, quien sostiene que “estoy contenta por esta oportunidad que nos dan, es de gran ayuda porque uno va con un proyecto hacia la calle, porque igual en la calle uno tiene que reinsertarse en la sociedad porque cometió un error. Estoy agradecida con la profesora que ha sido muy frecuente con nosotros, nos está enseñando, tiene paciencia con nosotros, nos está enseñando a tomar las máquinas los primeros días, después a coser”. Ella comenta que, hasta el momento, ha realizado en el taller dos bolsitas para el pan, un mantel y una toca. Además, hace un llamado a colaborar con insumos: “Si nos pueden apoyar con material como un poquito de género o hilo. No se olviden de nosotras, aquí hay mujeres que queremos emprender cuando salgamos a la calle”.
Erika, por su parte, comparte que “llevo nueve años que estoy privada de libertad y durante ese tiempo varias veces intenté tomar la máquina y poder coser, cosa que nunca pude, y ahora he aprendido a coser, he hecho bolsitas, bolsitas de pan, aprendí a planchar con la máquina, he aprendido también a marcar la tela, y ha sido súper productivo para mí aprender el oficio”.
Otra beneficiaria del taller es Elizabeth, quien valora positivamente la experiencia de aprendizaje. “A mí también me pareció súper interesante el taller porque no sólo nos va a servir para acá adentro, sino que también para la calle. Yo he hecho bolsitas, toallitas, muchas cosas en general y vamos a seguir aprendiendo”, sostiene.
En tanto que, Rocina expresa que “el taller lo he encontrado buenísimo, nos distrae, algo fundamental para nosotras porque nos distrae la mente, lo encuentro bueno y agradable lo mejor que nos ha pasado aquí. Y esas cosas se agradecen porque no todas las veces se ven cosas buenas, encima es un apoyo para todas las que estamos aquí internas. Y eso, feliz de tener algo fundamental y vernos todos los días lunes, salir de donde estamos, pero muy bien, lo encuentro muy bueno”. Y agrega: “He hecho una bolsita, una toallita para el pelo, ahora estamos haciendo unas cofias para sostener el pelo, yo que estoy saliendo de refuerzo a la cocina me sirve harto, así que le conversé a la profesora, estamos agradecidos a la profesora, a la atención, el tiempo, la dedicación, muy agradecidas y saber que es un paso para adelante para nosotras mismas”.
Por su parte, Yerka indica que la propuesta del taller le resulta “súper bien porque nos dan algo para aprender y salir sabiendo hacer algo para afuera en la calle, aprendimos mucho, la profesora es muy buena, nos enseña bastante, ya nos ha hecho hacer varias cosas, como una túnica para el pelo, son hartas cosas, pero de a poco vamos aprendiendo. Yo hice una bolsa, un organizador y varias cosas”.
Otra de las beneficiarias es Isabel, quien añade que “el taller me ha parecido excelente, ha sido muy bueno para nosotros, positivo en todo sentido, nos gustaría que se pudiera extender por más tiempo, más días porque igual se nos hace corto, muy corto, pero ha sido muy muy bueno este taller. Hemos hecho toallas para el cabello, en estos momentos estamos haciendo una cofia, hicimos bolsitas para el pan, para la mesa cuando tenemos salir de visitas, mantel para nuestras mesas, ya hemos hecho varias cositas a pesar de que el tiempo es corto”.
También, Daysi comparte que “hemos intentado aquí hacer cositas nuevas con el género aquí con la señora y contentas porque nos estén dando una oportunidad para volver a reinsertarnos en la sociedad. Me parece un taller muy bueno, que nos están entregando nuevas oportunidades a nosotras como mujeres para volver a reinsertarnos en la sociedad. Hemos cosido bolsitas para la ropa interior, toallas para el pelo, y nos dejan el taller libre para poder hacer, traer nuestro propio género, hilo y hacer trabajos para poder venderlos en nuestros módulos, porque de eso se trata, aprendemos algo nuevo para nosotras poder generar algo de dinero”.
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