Académico de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV participó en el VIII Simposio Nacional y II Simposio Latinoamericano de Historia Religiosa

"Nuestra Academia, que tiene 16 años de fructífera vida académica, investigativa y reflexiva, nació con el objeto de reflexionar, investigar, promover y difundir la Historia Religiosa de Valparaíso. Como expresó nuestra Presidenta la Hermana María Inés Concha, académica de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV, en el Simposio de Mayo del 2006: La historia religiosa nos habla de nuestras raíces, raíces que deben custodiarse creativamente, puesto que son expresión de una espiritualidad viviente, y por tanto en desarrollo permanente, constitutivas de nuestra verdadera identidad. El interés de la Academia por la Historia religiosa no es sólo la investigación acerca de los orígenes, o un mero recuerdo, sino que es el deseo de comprender mejor el presente para orientar al futuro”, señaló el Dr. Juan Daniel Escobar, Profesor Titular (Catedrático) de la Facultad Eclesiástica de Teología PUCV y miembro Numerario de la Academia de Historia Religiosa de Valparaíso.

 

Este Simposio contó con la presencia de Monseñor Pedro Ossandón Buljevic, Administrador Apostólico de la Diócesis de Valparaíso y Pro Gran Canciller de esta Casa de Estudios, y de Claudio Elórtegui Raffo, Rector de la PUCV, en su jornada inaugural.

 

Iglesias Cristianas en el Cerro Alegre

 

El Dr. Juan Daniel Escobar junto a Rafael Escobar, profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales PUCV, Magister en Educación, mención evaluación PUCV, Asesor pedagógico de la DDCYF y Aula Virtual PUCV, dictaron la ponencia “Chile: El Cerro Alegre, cuna de tres tradiciones cristianas”.

 

“Valparaíso en el siglo XIX se convirtió en un importante centro de atracción para muchos extranjeros y en un estratégico escenario de operaciones comerciales en el Pacífico. La Independencia de Chile posibilitó la llegada de estos inmigrantes, que no siempre compartían la fe cristiana católica romana, siendo conocidos como disidentes”, indicó el académico.

 

El profesor Rafael Escobar destacó que esta ciudad era un símbolo del progreso y de la modernización nacional. “En 1850 por ejemplo se inauguró la Bolsa Comercial de Valparaíso, siendo ésta la primera de Chile. Asimismo, en 1852 comenzó la construcción del ferrocarril de Valparaíso a Santiago, se inauguró el telégrafo en igual tramo y encontramos la iniciación del primer servicio de agua potable. Además, se fundaron importantes bancos en esta zona”, señaló el profesor de historia.

 

Si bien, el Estado era confesional no se prohibió el culto privado de iglesias y confesiones cristianas. “El aumento de extranjeros en Valparaíso durante este siglo influirá y condicionará en muchos aspectos a la ciudad, siendo uno de estos el religioso”, explicó el Dr. Juan Daniel Escobar.

 

Situación Religiosa

 

Para 1838, Valparaíso tenía una parroquia, una viceparroquia, 13 sacerdotes, incluyendo a los religiosos de los diversos conventos, todo esto, para atender una población de 27 mil personas.

 

A mediados de los siglos XIX, Valparaíso solo contaba con dos parroquias las cuales estaban ubicadas en los extremos de la ciudad: La Iglesia La Matriz y la Iglesia de los Doce Apóstoles.

 

Todo lo anterior hacía que la atención de los fieles fuese bastante precaria. “Las relaciones entre católicos y cristianos no católicos al comienzo solo presentaban conflictos menores. Protestantes y anglicanos se dedicaron a atender las necesidades espirituales de sus propias colonias. David Trumbull consolidó y desarrolló el protestantismo en Valparaíso”, expresó el doctor.

 

Motivos de Conflicto

 

Los principales temas de conflicto entre “disidentes” y católicos se relacionaban con lo siguiente: el problema de los cementerios; la fundación de los colegios protestantes y la masonería; los matrimonios, ya que en 1844 el gobierno de Chile designó a los párrocos como oficiales civiles, y la ley nada decía de los matrimonios entre católicos y protestantes. Además, hubo acusación de que el protestantismo utilizaba biblias adulteradas.

 

Extranjeros en los Cerros Alegre y Concepción

 

En 1822 llegaron los primeros ingleses a habitar el Cerro Alegre y en 1835 ya había una comunidad anglicana en Valparaíso.

 

Antes de la construcción del primer templo anglicano en el Cerro Alegre, la Iglesia funcionó en la actual calle Lautaro Rosas. En 1857 se compraron los terrenos en el Cerro de la Concepción y se le encomienda al ingeniero William Loyd la construcción del templo. En 1858 se terminó la construcción del templo con la advocación a San Pablo (Saint Paul). El templo tiene elementos británicos y victorianos, que se notan en la utilización de la madera tanto en el techo, altar y otras secciones.

 

“Debido a que no existía libertad de culto, pero la Constitución aseguraba la libertad de conciencia, se permitió la construcción del templo siempre y cuando pasara desapercibida, por lo que es baja, sin torre, ni campanas y sin entrada principal”, comentó el académico.

 

La Iglesia San Luis de Gonzaga por su parte, fue un anhelo generalizado de los vecinos católicos romanos de los cerros Alegre y Concepción. En febrero de 1886 y a modo de dote, la filántropa Juana Ross Edwards, dispuso de los fondos para construir un templo que sirviera de vice parroquia de la parroquia La Matriz. El 8 de septiembre de 1988 se inauguró y consagró el templo, presidido por el arzobispo Mariano Casanova.

 

La llegada de inmigrantes alemanes luteranos a Valparaíso comenzó en las primeras décadas del siglo XIX y aumentó considerablemente en la mitad de dicho siglo. Estos acudían a servicios religiosos en otras iglesias, principalmente a la Unión Church y a la Anglicana, a pesar de los obstáculos idiomáticos, ya que estos cultos se celebraban en inglés. El 7 de febrero de 1897 comenzó la construcción del templo de la Iglesia Luterana y su inauguración se celebró el 1 de enero de 1898 con el nombre de Comunidad Evangélica de la Santa Cruz. Se convirtió en el primer templo protestante de toda Latinoamérica en contar con torre y campanario.

 

Fuente: Natalia Cabrera Vásquez, Facultad Eclesiástica de Teología

 

 

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