Con mucho cariño fieles, autoridades de la región encabezadas por el Intendente Regional Gabriel Aldoney asistieron a la Misa en memoria de don Patricio Aylwin que se realizó en la Iglesia Catedral de Valparaíso la tarde del jueves 21 de abril. La Eucaristía fue presidida por Mons. Gonzalo Duarte, Obispo de Valparaíso, en ella también estuvieron presentes Mons. Javier Prado, Obispo Emérito de Rancagua, el Padre Dietrich Lorenz, Rector de la Iglesia Catedral, sacerdotes, diáconos permanentes, religiosas y seminaristas.
Mons. Gonzalo Duarte inició su homilía recordando a don Patricio Aylwin como “un chileno ejemplar, notable estadista y hermano en la Fe de Jesucristo y de la Iglesia”.
“…hemos sido testigos en estos días de la inmensa gratitud del Pueblo de Chile y de sus autoridades, que no han escatimado elogios para referirse a su trayectoria personal, familiar y de hombre comprometido con nuestra Nación. Se ha destacado su coherencia cristiana y democrática, el haber sido siempre “el mismo” tanto en los momentos solemnes de su existencia como en el día a día del papá, el abuelito y el vecino. De haber sido un legislador y gobernante cercano, atento y respetuoso con todos por igual. Pienso, por tanto -y sé que interpreto el sentir de ustedes- que ésta es en primer lugar una celebración de gozosa acción de gracias a nuestro Dios por don Patricio”.
Continuó su homilía reflexionando sobre la política y el servicio. “Cada uno, según nuestra particular vocación y misión, está llamado a ser servidor de los hermanos y hermanas, particularmente de los más necesitados y desposeídos. Y por ello la vocación política tiene una inmensa dignidad que el Concilio Vaticano II destaca”.
“Lamentablemente en estos últimos años se ha ido manifestando cierto desprecio por la política y los políticos. Es cierto que se han dado muchas situaciones reprobables en muchas instituciones, entre ellas la Iglesia. Pero no es menos cierto que son muchos los chilenos y chilenas que en el servicio público han dado y están dando lo mejor de si mismos, en el mundo de la política ciertamente -y don Patricio Aylwin ha sido un testimonio preclaro de ello- pero también en el mundo de la educación, en los voluntariados, en el mundo poblacional, sindical, en las pastorales de nuestras iglesias, en la atención de menores, ancianos, enfermos, personas “en situación de calle”, etc. Obviamente quienes tienen el privilegio de haber sido elegidos por la ciudadanía para desempeñar los poderes públicos tienen la mayor responsabilidad en esto, tanto en sus palabras como en sus actuaciones, y también los que tenemos alguna especial responsabilidad de servicio en la sociedad”.
Mons. Duarte también destacó la labor realizada durante estos días por los medios de comunicación. “Ha sido una bocanada de aire puro en medio de un enrarecido ambiente que nos daña. Les suplicamos a los medios que nos ayuden a ver tanto bien como se hace en nuestra Patria. A destacar a tantas personas buenas, generosas y serviciales que en todos los sectores de la sociedad ayudan a embellecer el Alma de Chile”.
También tuvo palabras para doña Leonor Oyarzún. “No se puede hablar del Presidente Aylwin sin hablar de la señora Leonor. En ellos se cumplió a cabalidad la palabra del Señor al hablar del matrimonio: “No son dos sino uno solo”. Nos emociona saber cómo vivieron y cuidaron su amor No es fácil vivir el amor. No es fácil vivir el amor para siempre. Más aún: es imposible sin la ayuda de Dios. En don Patricio y la señora Leonor se percibía que ellos pusieron sus vidas y su amor en las manos de Dios y que a Él acudían en todos los momentos de su existencia”.
“Cuidemos la familia. Cuidemos nuestras familias. Cuidemos el amor. Cuidemos nuestros amores. Todos hemos sufrido penas en nuestras familias y todos quizás hemos hecho sufrir a inocentes. Recojamos como una herencia preciosa el testimonio de los mejores de nuestra Patria y de nuestra Iglesia”.
Finalizó su homilía, pidiéndole al Señor que acoja en su seno al Presidente don Patricio Aylwin Azócar. “Que perdone todas las faltas que por debilidad humana hubiere cometido a su paso por este mundo y recompense sus muchas buenas obras. Que otorgue el don del consuelo cristiano a su señora esposa, hijos y nietos. Y que su testimonio de vida sea un poderoso aliciente para tantos chilenos y chilenas que quieren entregar con coherencia su vida en el servicio público”.
Al terminar la Santa Misa se efectuó un responso y se informó a los presentes que habría un libro dispuesto para las condolencias.
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