En la Eucaristía del sábado en la tarde, se efectuó la Toma de posesión como párroco de la Parroquia Santa María de los Ángeles de Reñaca del Padre Erwin Prieto López quien sucedió al Padre Enrique Opaso que fue su párroco por veinte años.
El padre Erwin Prieto, asumirá por un periodo de seis años como párroco sin perjuicio de su responsabilidad de Vicario Episcopal para la Vida Consagrada Femenina.
En la Misa estuvieron presentes sacerdotes, diáconos permanentes, religiosas, sus familiares, amigos y fieles de la comunidad parroquial de San Pablo de quien fue su párroco durante cuatro años.
Al iniciar la Eucaristía, Mons. Gonzalo Duarte, Obispo de Valparaíso, agradeció al padre Enrique Opaso por su servicio en esta comunidad por 20 años. “Él tuvo la responsabilidad de construir este templo parroquial y contó con la ayuda y cariño de mucha gente. También construyó la comunidad parroquial y contó con el cariño de usted”. A su vez, presentó al padre Erwin y señaló que él viene de la parroquia “San Pablo” de Placilla, antes fue Rector del Pontificio Seminario Mayor San Rafael de Lo Vásquez y en sus primeros años como sacerdote sirvió en Playa Ancha. “Me da mucha alegría que lo acompañen sacerdotes, diáconos. Les pido que lo acojamos con inmenso cariño”.
En su homilía. Mons. Duarte reflexionó en torno a la lectura del Evangelio y señaló que “Si tenemos una fe inmensa en Jesús podremos ir entendiendo el a veces difícil sentido de la vida y de la muerte. Y podremos comprender que si bien el Señor no nos concede exactamente lo que les pedimos nunca deja de concedernos bendición cuando acudimos a él con sincero corazón”.
Al término de la homilía, el Padre Erwin en presencia de toda la comunidad hizo la profesión de fe y el juramento de fidelidad a la Iglesia Católica.
Al finalizar la Eucaristía, el nuevo párroco, Padre Erwin señaló que “Los cambios producen en nosotros sentimientos encontrados, pero si los ponemos en Dios, nuestro corazón se pone en paz y armonía. Él ha permitido este encuentro y nos da su espíritu y fuerza para asumir este desafío”.
Agradeció al Señor su amor e inmensa misericordia. A Santa Teresa de Los Andes por cuidarlo siempre, a sus padres, hermanos, familiares y amigos. A los sacerdotes presentes, al obispo y pastor por confiar en él, a tantos laicos que han estado con él. También agradeció por cada lugar en que le ha tocado servir y por este caminar en Reñaca para que sea siempre su servidor a ejemplo de Jesús.
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