Misericordia quiero y no sacrificio

Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma de 2016. Han intervenido el cardenal Francesco Montenegro, arzobispo de Agrigento (Italia) y miembro del Pontificio Consejo Cor Unum, Mons. Giampietro Dal Toso y Mons. Segundo Tejado Muñoz, respectivamente Secretario y Subsecretario del mismo dicasterio.

En su intervención el cardenal Montenegro explicó que el Mensaje se articula en tres puntos: la misericordia a la luz de la Palabra de Dios, la insistencia en las obras de misericordia y la relación entre la Cuaresma y el itinerario jubilar.

La primera parte se centra en el tema de la misericordia en la Escritura y contribuye a recuperar los significados fundamentales de ese término que Francisco definió una vez como el arquitrabe tanto del misterio trinitario como de la vida de la Iglesia. En particular, ya que la Cuaresma desemboca en el misterio pascual, se hace todavía más patente que la cruz de Cristo es la culminación de la revelación de la misericordia del Padre y Jesús es el rostro de tal misericordia. ”Durante la Cuaresma -dijo el cardenal- la Iglesia siempre ha invitado a nutrirse más de la Palabra de Dios y el Papa invita a todos los cristianos a explorar el tema de la misericordia a través de las páginas de la Biblia y de los profetas, ya que estas no se limitan a reiterar que Dios es misericordioso, sino que afirman claramente que también lo deben ser sus hijos, ejercitándose para vivir un amor más grande, especialmente prestando atención a los pequeños, los pobres y los indefensos”.

Las obras de misericordia, el segundo punto clave del mensaje, forman parte del tesoro de la tradición cristiana y si, durante la Cuaresma, fijamos nuestra mirada en Cristo crucificado y en la liturgia revivimos todo lo que sufrió por amor a nosotros, ”no podemos pensar que ese rostro, aunque sea único, haya dejado de estar presente en la historia”- agregó mons. Montenegro.-

El Papa desearía que durante la Cuaresma todo cristiano sintiera la necesidad de nutrirse de la Palabra de Dios y al mismo tiempo abriese su corazón a los que sufren ejercitándose en vivir las obras de misericordia. Como pastor de una iglesia que vive algunas formas de pobreza y varios desafíos notables como el de la inmigración me gustaría añadir algo -continuó- A veces se tiende a pensar que la fe se pueda vivir solamente participando en los sacramentos, o rezando y se excluyen de la vida espiritual las necesidades espirituales de las personas, especialmente de los más pobres. El resultado es que ese tipo de fe tarde o temprano se vuelve estéril e insípida. En cambio, cuando nos abrimos a una más completa que, pensándolo bien, es la evangélica- la que exige que se escuche y se ponga en práctica – la fe se convierte en experiencia contagiosa y alegre, enriquecedora y estimulante. Lo hemos experimentado, por ejemplo, en Lampedusa durante el desembarco de miles de personas y en muchas otras comunidades que han aceptado el reto de abrirse a las diferentes formas de la pobreza en la zona… Está claro que no es fácil, porque algunas veces hay que hacer cuentas con una mentalidad arraigada y que dificilmente acepta las novedades. …Pero según mi experiencia, yo diría que es una forma posible y, sobre todo, es lo que Jesús nos pide en el Evangelio”.

Por último, el Mensaje atañe al itinerario jubilar. ”El misterio pascual es el corazón del año litúrgico y esta cuaresma se coloca justo en el corazón del Jubileo -dijo el arzobispo de Agrigento- En esta perspectiva, en el documento subyacen cuestiones relativas al contexto histórico y cultural de hoy y a cómo el cristiano se sitúe en él…. De ahí la propuesta “profética” del Jubileo y el tiempo de Cuaresma como un tiempo para examinar el camino de la propia vida y para escuchar el grito de los pobres, del mismo Cristo que llama a la puerta de nuestros corazones con la esperanza de que elijamos abrirle y acogiéndolo saboreamos la vida real. En estos primeros meses del Jubileo, sobre todo, a través del signo de la “puerta” hemos podido experimentar la belleza de la misericordia accesible a todos. No sólo la puerta de la basílica de San Pedro o de las basílicas mayores sino de las catedrales de las diócesis y, sobre todo de algunos lugares símbolos de la pobreza: el albergue de Caritas aquí en Roma y las celdas de los presos. A través de estas opciones fuertes el Papa está invitando a toda la iglesia a ponerse en camino hacia cada persona y, en particular, hacia los pobres y los que sufren. Así, el camino del Jubileo no es solamente el del calendario, sino el que todos estamos llamados a recorrer, sostenidos por la misericordia de Dios, para reconocerlo en los pobres para ponernos a su lado en una actitud de escucha y de servicio”.

Por su parte mons. Del Toso habló de dos iniciativas de Cor Unum durante esta cuaresma. La primera obedece a una petición del Santo Padre y se trata de un retiro espiritual para los que trabajan en el servicio de caridad de la Iglesia, para que también ellos ”experimenten la misericordia de Dios”. La segunda es un gran congreso internacional para conmemorar los diez años de la publicación de la primera encíclica del Papa emérito Benedicto XVI ”Deus caritas est”, que tendrá lugar del 25 al 26 de febrero en el Aula Nueva del Sínodo.

Fuente: Servicio Informativo Vaticano

Vaticano, 26/01/2016 

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