A este evento asistieron más de 250 hermanos (as) que han vivido la experiencia de Cursillos, incluyendo a algunos de otras diócesis como Rancagua, Santiago zona centro oeste, Pichilemu, Talca, Temuco, y Valdivia. También los presidentes del Secretariado de Nacional y los del Secretariado de Mendoza, que nos vinieron a acompañar, notándose un entusiasmo y contagiosa alegría que permeó en todo momento a lo largo de este festejo.
Desde los primeros grupos que se fueron integrando a la Ultreya se notó en todos y cada uno de ellos la alegría de participar en este acontecimiento de Iglesia realizado en el gimnasio del Liceo Guillermo Rivera de Viña del Mar el sábado 1 de septiembre recién pasado.
Se da inicio a esta Ultreya de los 50 aniversarios con la bienvenida de rigor de parte de Adrian Hoecker y Claudia Gil, matrimonio presidente del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de Valparaíso, quienes desearon que esta Ultreya sea un momento cercano con Cristo, el único Señor que nos da la certeza de ser amados por Dios y también con los hermanos y hermanas en la fe, con los cuales compartimos un mismo Carisma y Mentalidad,
Luego, una meditación a cargo del vice asesor diocesano Padre José Antonio Atucha, quien nos recordó que tantas personas, laicos, sacerdotes y religiosas, que con su oración, entrega y perseverancia han sido piedras vivas de esta comunidad cursillista de Valparaíso a lo largo de todos estos años. Ellos, fermentando de evangelio los ambientes, se pusieron al servicio de Dios para que otras muchas personas fueran descubriendo a Cristo y su Iglesia y se sumaran formando parte del movimiento y/o insertándose en parroquias para trabajar en la viña del Señor.
Bajo el lema “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio” los cursillistas vibraron a continuación con los dos temas (“rollos”) desarrollados, uno por la hermana de los SSCC Loreto Larraín, quien trajo los cursillos a Valparaíso, que relató su experiencia de cómo fueron gestándose los inicios del primer cursillo; el otro, por el laico Iván Schanze, quien se refirió vivencialmente a la coherencia de la vida cristiana afirmándose en el trípode de la piedad, estudio y acción. Nos recordó que vivir un Cursillo es más que una inolvidable experiencia, ¡Es el inicio de una vida nueva!
Finalizado los rollos, los cursillistas compartieron vida con otros hermanos en una experiencia llamada paseo de Emaús para, luego, compartir vivencias que fueron solicitadas a algunos hermanos y hermanas, entre ellos el matrimonio presidentes del Secretariado nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, Víctor Salgado y su esposa Patricia.
Especial emoción causó el canto del cumpleaños feliz en torno a una gran torta coreado por toda la comunidad para posteriormente dirigirnos al almuerzo.
Pero faltaba el broche de oro de la fiesta cursillista, aquello que centra su actuar y les llena de amor, entusiasmo y de alegría: La celebración de la Eucaristía. Luego de una procesión por la calle Alvares nos dirigimos a la parroquia Nuestra Señora de Dolores o parroquia de Viña, donde se ofició la Acción de Gracias por los 50 años del MCC. Esta fue celebrada por el P. José Antonio Atucha, vice asesor diocesano del MCC, acompañado del P. Desiderio Morales, ex asesor nacional, el P. Miguel Rodríguez de la parroquia de Santa Inés, el P. Francisco Cáceres de Rancagua, junto a los diáconos Gregorio Vásquez y Archibaldo Tapia y el hermano José de Santa Inés.
Pidiendo perdón por los errores que hayamos cometido en estos 50 años como movimiento y todos de rodillas frente al Santísimo, el padre Atucha inicia la santa Eucaristía. Solemne y de profunda espiritualidad, la homilía del padre José Antonio hizo más bello el acto, animó a las hermanas y hermanos a dar gracias a Dios por estos 50 años de existencia de MCC en Valparaíso.
En las ofrendas se entregaron dones representativos de nuestro quehacer como “palancas” realizadas por el éxito apostólico de la Ultreya, una Biblia y el libro “Ideas fundamentales del MCC” como también una locomotora, simbolizando el liderazgo que como cristianos los cursillistas debemos asumir en la evangelización de nuestros ambientes.
Al finalizar la Eucaristía, se cantó el tradicional De Colores como despedida de la alegre jornada vivida.
Fuente: Movimiento Cursillos de Cristiandad
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