¡¡¡ Aún tenemos Espíritu Santo cristianos !!! Vivamos el Adviento

Cuando Manuel Rodríguez en medio de la derrota de la Patria vieja que reinstaló en el poder a los chilenos que preferían al Rey y no ser un país independiente gritó: ¡¡Aún tenemos patria ciudadanos!! fue una expresión de esperanza en medio de la crisis y la derrota. Hoy como Iglesia en Chile viene a nosotros el Señor en ADVIENTO para gritarnos: Aún tenemos Iglesia cristianos, aún tenemos esperanza, aún tenemos Espíritu Santo católicos. La esperanza es lo último que se pierde decimos. Así como necesitamos crecer en la fe afirmándonos en el Señor y en la caridad llenándonos del Amor de Dios necesitamos pedir y recibir la esperanza.

PEDIR LA ESPERANZA: la pedimos porque no la tenemos o la tenemos en dosis muy bajas.

Veamos algunos síntomas bien realistas: crítica, rabia con la Iglesia, pena en los hermanos que sufren los abusos, falta de confianza en todas las autoridades. Temor, tristeza. Nos tiembla el piso de nuestra vida, no sabemos en qué afirmarnos, nos enredamos en el presente y pasado y no miramos el futuro, se nos cierra el horizonte eclesial y personal. En lo personal vivimos aburridos, lateados, sin paciencia, intolerantes, no sabemos esperar, incluso deses-peramos, nos angustiamos. Por eso es urgente orar, pedir la esperanza y la Liturgia nos lo dice a cada momento: VEN SEÑOR JESÚS… Esperamos en Ti Señor pero aumenta nuestra esperanza.

Agrándanos el horizonte. Ábrenos el cielo. Que no nos enredemos en la coyuntura personal o eclesial y social, que miremos hacia arriba, hacia Ti, sólo Tú eres nuestra esperanza. “Levanto mis ojos a los montes ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra” (Sal 120). Cantemos con la Hermana Glenda. ¿Por qué tengo miedo si nada es imposible para Ti? ¿Por qué tengo tristeza si nada es imposible para Ti? La oración de este tiempo litúrgico es un grito, un clamor: Ven Señor Jesús a mi corazón. Ven Señor Jesús a mi familia, a mi comunidad. Ven Señor a nuestra Iglesia.

RECIBIR LA ESPERANZA: Porque es un Don de Dios. Es una virtud teologal(= es de Dios no se gana, no es por fuerza humana, se recibe) que el Señor depositó en nuestro corazón en el Bautismo como una semilla. Recibirla porque nuestra mente y nuestro corazón tienden a lo contrario. Recibirla como el enfermo recibe la medicina sabiendo que la necesita vitalmente. Recibirla como el campesino que siembra la tierra con la esperanza de cosechar. Recibir la esperanza nos abre el cielo, nos abre la perspectiva de la vida eterna. No vivimos encerrados en las cuatro “paredes” de este mundo, no vivimos sólo para este mundo que pasa, “vamos caminando al encuentro del Señor”. Miremos la meta, no nos tropecemos en las piedras del camino. Los pescadores dicen que en medio de la tormenta hay que mirar el horizonte que no se mueve. Miremos al Señor que es el único firme, el que permanece, el que es la Roca.

Caminante, Sí hay camino: es Jesús que va delante de nosotros. Oremos más, preparemos el pesebre, olvidemos el consumismo. Abrámonos a la infinita misericordia del Padre que nos regala a su Hijo.

El Santo Padre Francisco ha realizado 28 catequesis sobre la esperanza. Aquí dos frases luminosas: “Así es la esperanza, sorprende y abre horizontes, nos hace soñar lo inimaginable, y lo realiza” (28/12/2016)

“Para hablar de esperanza con quien está desesperado, se necesita compartir su desesperación; para secar una lágrima del rostro de quien sufre, es necesario unir a su llanto el nuestro”. (04/01/2017) Adviento-Navidad es acercarnos al que sufre como lo hizo Jesús empatizando totalmente con nosotros, rebajándose para ser Dios-con-nosotros.

El Papa Benedicto en su segunda encíclica nos habló sobre la esperanza. Quizás hay cosas más urgentes pero no él nos habla de esta virtud. Se llama Spe Salvi(=SS). Nos enseña que la vida tiene un sentido, tiene una esperanza y que es esencial en el ser humano, buscar los motivos de su vida.

No puedo vivir sin pensar, sin meditar, sin saber quién soy y para dónde voy. No me puedo dejar llevar por los astros, por las cosas, por el ambiente del mundo porque “no son los elementos del cosmos, las leyes de la materia, lo que en definitiva gobierna el mundo y el hombre, sino que es un Dios personal quien gobierna las estrellas, es decir, el universo” SS 6 No es lo esotérico, lo mágico, la superstición, el fatalismo lo que gobierna nuestra vida sino una Persona que es Amor.

Nos dice el Papa que todo lo de este mundo es relativo porque “nunca existirá en este mundo el reino del bien definitivamente consolidado. Quien promete el mundo mejor que duraría irrevocablemente para siempre, hace una falsa promesa, pues ignora la libertad humana” SS 24. Esto nos hace relativizar toda solución política como única porque “los cristianos reconocen que la sociedad actual no es su ideal; ellos pertenecen a una sociedad nueva, hacia la cual están en camino y que es anticipada en su peregrinación” SS 4

Nos habla que no basta tener las pequeñas esperanzas que mueven nuestra vida: tener más salud, mas educación, más dinero, mejor casa, ser más solidarios y justos como país, mejorar la democracia, etc. “Sin embargo cuando estas esperanzas se cumplen, se ve claramente que esto, en realidad no lo era todo. Está claro que el hombre necesita una esperanza que vaya más allá. Es evidente que sólo puede contentarse con algo infinito, algo que será siempre más de lo que nunca podrá alcanzar” SS 30. Si lo que espero lo alcanzo, dejo de caminar, de vivir como ser humano, me detengo, me duermo.

Y esta esperanza más grande, la esperanza infinita es Dios y la vida eterna: “Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar (…) pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo, a cada uno en particular y a la humanidad en su conjunto” SS 31. Los cristianos sabemos que hay futuro pues “saben que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío. Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente (…) La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza (en el Señor) vive de otra manera; se le ha dado un vida nueva” SS 2 es como que se le desactivan las bombas de miedo a la muerte y el futuro que llevamos en el corazón (Cf. Heb 2, 14-15)

La esperanza nace y crece en el deseo de una vida perdurable: “De algún modo deseamos la vida misma, la verdadera, la que no se vea afectada ni siquiera por la muerte (…) en el fondo queremos sólo una cosa, la vida bienaventurada, la vida que simplemente es vida, simplemente felicidad” SS 12 y 11 La vida eterna no es “un continuo sucederse de días del calendario, sino como el momento pleno, en el cual la totalidad nos abraza y nosotros abrazamos la totalidad. Sería el momento de sumergirse en el océano del amor infinito, en el cual el tiempo- el antes y el después- ya no existe. Podemos únicamente tratar de pensar que este momento es la vida en sentido pleno, sumergirse siempre de nuevo en la inmensidad del ser, a la vez que estamos desbordados simplemente por la alegría” SS 12

Pero la vida eterna que anuncia la Iglesia no es algo para el futuro solamente, si así lo fuera sería opio del pueblo, un engaño, una utopía irrealizable o como dice el Santo Padre: “seguir viviendo para siempre – sin fin- parece mas una condena que un don (…) vivir siempre, sin un término, sólo sería a fin de cuentas aburrido y al final insoportable” SS10. Por eso el Papa nos enseña que tener la esperanza cristiana es comenzar a vivir hoy. “Y la vida entera es relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces “vivimos” “SS 27

Por último, quiero destacar que el Papa nos evangeliza diciéndonos que el sufrimiento es un lugar de aprendizaje de la esperanza. O sea lo que todos rechazamos, lo que buscamos anestesiar y no vivir, ahorrarnos la fatiga, precisamente ahí se aprende a tener esperanza. “Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito.” SS 37. “El hombre es redimido por el amor”. SS 26

El Adviento viene como un tiempo nuevo, un kairos, un tiempo favorable, un tiempo inédiro, algo que nunca hemos vivido. El Señor que hace nuevas todas las cosas viene.Ojalá leamos esta carta en este Adviento y en este momento de la Iglesia y del mundo. Que este Adviento que empieza el sábado 1 de diciembre en la tarde y termina el 24 de diciembre en la mañana nos llene de la esperanza para difundirla en el mundo como un mensaje de paz y de amor, como un aceite espiritual que suavice las “bisagras” de nuestra vida, que aceite nuestros mecanismos del corazón.

Pbro. Ramón Tapia Rodríguez

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