Misa por la unidad se realizó en la Parroquia Santa María de los Ángeles

Cientos de personas se congregaron ayer en la Parroquia Santa María de los Ángeles de Reñaca para celebrar una Misa por la Unidad en nuestro país. La Eucaristía fue presidida por don Pedro Ossandón, Administrador Apostólico de la Diócesis de Valparaíso. También había sacerdotes, diáconos permanentes, seminaristas y devotos de San Expedito.

Además, asistieron delegaciones de Bomberos, Carabineros de Chile, Juntas de Vecinos, comerciantes del sector y todas las personas que peregrinan cada mes.

En la homilía, don Pedro Ossandón, destacó la importancia de abrir las puertas de la casa del Señor Jesús para que todos puedan venir a hacer oración en comunidad, acogerse unos a otros. Además, señaló que el viernes pasado los Obispos concluyeron su Asamblea Plenaria de noviembre y que hicieron un llamado a construir juntos el don de la paz que nace de la justicia. “La justicia que procede del amor de Dios por nosotros”.

Hizo un llamado a que durante este tiempo la oración esté muy presente. “Orar sin cesar y sin desanimarnos”. A que haya diálogo, “eso hace Dios con nosotros, él se comunica. Todo lo que Dios nos ha querido decir, lo ha dicho en un diálogo en la persona de Jesús. A veces nuestros problemas se agigantan y se hacen más dolorosos precisamente porque no hemos conversado. Volvamos a tener diálogo. En tercer lugar, invitamos a participar activamente. No perdamos la expresión más alta de la caridad que es la política, en el sentido de la preocupación por la polis, por la ciudad”

“¿En qué minuto en Chile nos olvidamos de participar en las Juntas de Vecinos?, ¿En qué minuto nos desmotivamos de participar en los Centros de Apoderados?, ¿En qué minutos nos olvidamos de diseñar un partido político con una doctrina que tenga principios y valores y que respete la justicia y la paz; y ponga en primer lugar a los pobres de Chile? Por eso, la participación es una expresión de generosidad y una participación asociativa que nos ayude a pensar el país que queremos.

Finalizó su homilía, señalando que “ni la violencia, ni la soberbia, ni nuestro pecado ahoguen el grito de los más pobres de nuestra Patria”.

Terminada la Eucaristía se llevó en procesión una imagen provisoria de San Expedito a un lugar donde la gente podrá de nuevo volver a venerarlo hasta que arreglen definitivamente el Santuario.

 

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