Un nuevo Diácono Permanente para la Iglesia de Valparaíso

Con mucha alegría y emoción se vivió la ceremonia en la que fue ordenado como Diácono Permanente Rubén Darío Moraga Toro en la Parroquia San Pío X, El Belloto por don Pedro Ossandón, Administrador Apostólico de la Diócesis de Valparaíso.

Estuvieron presentes su familia, amigos, fieles de las comunidades donde ha servido, sacerdotes, diáconos permanentes con sus señoras, seminaristas y alumnos de la Escuela Diaconal Felipe Diácono.

En la homilía, don Pedro Ossandón destacó que Rubén recibe el sacramento del orden de los diáconos en la Fiesta de la Conversión de San Pablo. “Hoy la Conversión de San Pablo nos va a explicar con profundidad, y lo vas a seguir meditando después, qué es el sacramento del Orden del Diaconado Permanente que hoy día tú recibes”. Don Pedro recordó el testimonio de San Pablo para ver cómo el Señor siempre está presente en tu vida.

“Pablo descubre que Dios lo ha amado siempre, desde toda la eternidad, desde el seno materno. Dios lo ha llamado, eres una vocación. Dios está siempre preparándote para que seas apóstol del Señor Jesús”. “Pablo por esta experiencia del amor va a vivir siempre feliz, siempre contento, rebosante, es la alegría de saberse amado incondicionalmente”. También comentó que Pablo entendió que Cristo se acerca a él a través de la Iglesia, que la Iglesia es su cuerpo, el cuerpo de Cristo. “Por eso Pablo anuncia el Evangelio, tú también con tu vida, con tu testimonio, con tu palabra, vas a anunciar las buenas noticias de este Evangelio de Jesucristo, el Señor, es tu labor”.

“Gracias Rubén por tu sí, te pareces a la Virgen María. Gracias también por querer a tu familia, a tu parroquia. Gracias porque renuevas en todos los diáconos permanentes de nuestra diócesis ese amor primero, esa conversión fruto del amor de Cristo. Gracias porque eres una buena noticia, nos llenas el corazón de alegría”.

Al finalizar la Eucaristía, el nuevo Diácono Permanente Rubén Moraga agradeció en primer lugar a Dios por tantos momentos de gozo que le ha hecho vivir. Luego agradeció a su familia, la comunidad San Pío X, a la Capilla San José, a los sacerdotes, a los diáconos que lo han acompañado, a don Pedro, a los presentes. Además, señaló que su lema como Diácono Permanente es “Señor tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos” (Salmo 137,8). “A él me abandono para poder servirles a cada uno de ustedes”

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