En un ambiente de alegría y emoción se vivió la bienvenida a la Virgen de Fátima en la Iglesia Catedral de Valparaíso. Luego de ser recibida en el convento de Lagunillas este domingo, la comunidad porteña se reunió al mediodía del lunes para levantar los pañuelos y orar ante la imagen de la Virgen por sus intenciones personales, por nuestro país y por la Iglesia.
En una Iglesia Catedral llena y al tañer de las campanas la imagen de la Virgen llegó a las afueras del templo recorriendo los pasillos y la nave central de la Catedral mientras la comunidad cantaba y agitaba los pañuelos a su paso, animados por el diácono Miguel Ormeño, responsable diocesano de la visita de la Virgen de Fátima.
En un primer momento monseñor Pedro Ossandón, Administrador Apostólico de Valparaíso, coronó a la Virgen como reina y madre de nuestra diócesis.
En su homilía monseñor Ossandón señaló que “al recibir esta hermosísima imagen de la advocación de Nuestra Señora de Fátima la recibimos en una diócesis de Valparaíso que tiene un amor entrañable a la Virgen. Somos una comunidad mariana. Todos quienes estamos aquí nos enseñaron a respetar, a querer y a tener devoción a la Madre de Jesús”.
Señaló el administrador apostólico, que la madre de Jesús, “por medio de los peregrinos de Nuestra Señora de Lo Vásquez, igual que los peregrinos de Nuestra Señora de Fátima, nos enseña que es posible la unidad en el amor, es posible que podamos crecer en el entendimiento gracias al diálogo que nos enseña Cristo que es la Palabra de Dios, es posible que nos demos el abrazo de la paz. Con la fuerza de la fe y el amor en Jesucristo el Señor podamos abrazar a los que más sufren a los más pobres, a los que están anhelando e implorando nuestro compromiso de justicia social para todos los hermanos que les falta el techo, el pan, el abrigo, la educación, la salud”.
La Virgen de Fátima, preciso el padre Pedro Ossandón, nos enseña lo mismo que Jesucristo en el Evangelio y que nos vuelve a decir que “lo que más necesita la patria, Chile, nuestra Iglesia es escuchar atentamente a Jesús que dice conviértete y cree en el Evangelio, eso queremos ofrecer, esa es nuestra ofrenda al Señor y a nuestra querida ciudad y diócesis, queremos ofrecer por la misericordia de Cristo un corazón sinceramente arrepentido”.
Al finalizar sus palabras señaló, “necesitamos que en las calles de nuestra ciudad de Valparaíso y de cada una de las ciudades de la diócesis llegue la santa justicia del amor de Jesús que nos trae la reconciliación, el perdón y la paz”.
Con las religiosas, sacerdotes y seminaristas a los pies del altar se rezó la oración de la visita de la Virgen, momento que con los pañuelos al viento finalizó la Eucaristía. Posteriormente, muchos asistentes se acercaron a orar a los pies de la imagen de la Virgen de Fátima, encomendando sus peticiones más personales. La imagen de la Virgen sigue recorriendo durante estos días las distintas comunidades de nuestra diócesis de Valparaíso.
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