Han transcurridos ya más de tres meses en que fuimos sorprendidos por la presencia del coronavirus. El desconocimiento de este virus; la duda sobre si era real o no esta situación; y las medidas que se debían tomar para hacer frente a esta pandemia, nos llevó días en ponderar nuestra nueva situación familiar, laboral, sanitaria y social.
Sin embargo, a pesar de la incertidumbre, Uds. estimados hermanos y hermanas, fueron los primeros en colaborar con sus sacerdotes y párrocos y sus comunidades, en iniciativas de generosidad y Caridad. Esto permitió, darnos cuenta que “En esta época suele suceder que defendemos demasiado nuestros espacios de privacidad y disfrute, y nos dejamos contagiar fácilmente por el consumismo individualista. Por eso nuestra opción por los pobres corre el riesgo de quedarse en un plano teórico o meramente emotivo, sin verdadera incidencia en nuestros comportamientos y en nuestras decisiones. Es necesaria una actitud permanente que se manifieste en opciones y gestos concretos, y evite toda actitud paternalista. Se nos pide dedicar tiempo a los pobres, prestarles una amable atención, escucharlos con interés, acompañarlos en los momentos más difíciles, eligiéndolos para compartir horas, semanas o años de nuestra vida, y buscando, desde ellos, la transformación de su situación.” (Doc. Aparecida n° 397)
Sus aportes en donaciones y ofrendas entregadas a las cuentas de sus comunidades y la ayuda del 1% (CALI), ha permitido dar ese apoyo económico a las parroquias y poder responder a las necesidades de costos de remuneraciones, servicios básicos y ayudas sociales. GRACIAS, por ese gesto. Y bien sabemos que muchos, aún en medio de sus necesidades personales y familiares, siguen ayudando.
En medio de tanta incertidumbre, temores y necesidades de muchos hermanos, en Uds. y con Uds., podemos decir que sólo el amor hace que la vida merezca ser vivida y sólo la ayuda a los demás procura la gran alegría de vivir.
Agradecemos su caridad y solidaridad. Rezamos por Uds. y sus familias. Los encomendamos a la materna protección de la Virgen Purísima de Lo Vásquez.
Un abrazo fraterno,
Atte.,
Pablo Araya Cabello Responsable 1% Contribución a la Iglesia, Obispado de Valparaíso
Mons. Leopoldo Núñez Huerta Vicario General Obispado de Valparaíso
Pbro. Andrés Valenzuela Acevedo Vicario Ecónomo Obispado de Valparaíso
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