Juan Pablo Faúndez: “La Iglesia plantea una propuesta de cuidado integral de la vida, en todas sus dimensiones y momentos”

¿Qué mensaje nos propone hoy la Iglesia en relación con el cuidado y defensa de la vida desde su concepción?

Yo creo que hoy la Iglesia plantea una propuesta de cuidado integral de la vida, porque la vida es el primer don que nos ha regalado Dios y nosotros tenemos una responsabilidad especial por cuidarla y eso implica la defensa de la misma en cada una de sus etapas, desde el principio y hasta el final. Es así que la Doctrina Social de la Iglesia no sólo se preocupa de defender la vida en su inicio, por ejemplo, sino que además se preocupa por la educación, el trabajo, la familia, la paz. Entonces, cuando hablamos del cuidado y defensa de la vida, si lo hacemos desde una visualización honesta, podemos reconocer que la Iglesia tiene una preocupación por el cuidado de la vida en todas sus dimensiones y en todos sus momentos y no sólo en esas etapas que suelen ser más conflictivas, sino que hay una preocupación transversal. Y esto se debe a que reconocemos que la vida es un don, es un regalo de Dios, y como todo regalo, hay que cuidarlo, por eso la Iglesia se preocupa tanto de defender el don de la vida en cada una de sus etapas.

¿Cómo se puede defender la vida desde su concepción en una sociedad pluralista como la actual?

Hoy en día, como nos encontramos en una sociedad pluralista, que significa que busca diversos enfoques o puntos de vista para enfrentar los problemas que analiza, la Iglesia que es administradora de un depósito que nosotros reconocemos como verdadero (“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”), no sólo porque nos lo ha dicho Jesús, sino porque también nuestra propia capacidad racional nos invita a que si estudiamos todos estos fenómenos, como por ejemplo la defensa y el cuidado de la vida desde la concepción, nos damos cuenta que hay verdad científica en ello, hay verdad filosófica y verdad teológica.

Entonces, desde una perspectiva filosófica y desde una perspectiva científica, que van a coincidir finalmente con una perspectiva teológica, en un contexto pluralista uno puede encontrar muchas razones que nos permiten suscitar respuestas y orientaciones a una sociedad que puede no estar interesada en la revisión teológica, pero sí en la filosófica y en la científica, que son las que nosotros estamos llamados a dar. Y en ese sentido, yo apelo a que los católicos ojalá podamos estudiar más y no descuidar nuestra formación.

¿Cómo podemos transmitir la cultura de la defensa de la vida al interior de nuestras familias y cómo podemos dialogar cuando hay posturas contradictorias con los hijos?

El Papa Francisco en Amoris Laetitia dice de manera muy clara “preocúpate de dónde están tus hijos”, y no se refiere a dónde están geográficamente, sino a que sepamos en dónde están sus pensamientos, lecturas, amistades, películas, para que sepamos qué es lo que está palpitando en sus corazones. En ese sentido, los padres y las madres tenemos una gran responsabilidad de acompañar a nuestros hijos en un contexto cultural adverso que está entrando a través de los teléfonos, de los computadores y de muchas vías, y para eso hay que hacer un esfuerzo de dedicación, hay que salir de nuestras comodidades, de nuestras instalaciones, para poder entrar en diálogo con nuestros hijos. Primero, para saber en dónde están y desde ahí levantar las respuestas, siempre a partir de la experiencia, no queriendo imponer criterios sacados de nuestra cabeza o de un libro. Siempre debemos partir el diálogo desde su territorio, y desde allí, con una cierta inteligencia y con formación (creo que los padres y madres debemos realizar un esfuerzo por instruirnos para cuando llegue el momento de tener estas conversaciones), dialogar, compartiéndoles sobre todo nuestra experiencia.

¿Cuáles son los principales desafíos de las familias en la actualidad?

El primero es preocuparse de ella misma, tenemos una primera responsabilidad con nuestra realidad familiar. El segundo, es poder descubrir dentro de esa realidad familiar cuáles son las vocaciones, los dones y los talentos que Dios nos ha dado para tener relación y responsabilidad en relación con otros, y en ese sentido, los padres debemos iluminar y motivar a nuestros hijos en ese camino. Tercero, es importante que comprendamos a nivel familiar que es importante asociarnos con otros, es un principio que el Concilio Vaticano II reflexionó fuertemente y el Derecho Canónico lo señala también, la asociatividad de los laicos es algo que a veces no concretamos, y que es indispensable no sólo para que tengamos una transformación interior, sino para poder generar un impacto externo. Finalmente, y como nos lo está diciendo el Papa Francisco, necesitamos una iniciación cristiana que sea progresiva para llegar finalmente a una madurez en la expresión de estas manifestaciones.

Para finalizar, creo que los católicos debemos aprender a ser más proactivos y menos reactivos. Se suele escuchar entre quienes no están en la Iglesia que los católicos reaccionamos cuando se avecinan, por ejemplo, proyectos de leyes que atentan contra la vida desde la concepción y hasta la muerte natural, como lo son la legalización del aborto y de la eutanasia. Y los católicos, que nos acostumbramos a un cierto status quo, reaccionamos cuando nos mueven el piso. Yo creo que nosotros deberíamos adelantarnos antes que ser reactivos, deberíamos ser activos para mantener en los contextos de las conversaciones laborales, en la universidad, en la política, temas en discusión que estén permanentemente promoviendo y suscitando esa reflexión sobre lo que implica esa defensa del valor de la vida, y no solamente defenderla cuando se vea atacada. Creo que debemos ser más proactivos que reactivos.

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