In memoriam: Diácono Enrique Gálvez Araya

Este domingo 28 de mayo fue la pascua de Don Enrique Gálvez Araya, Diácono de nuestra Diócesis de Valparaíso. Para agradecer su ministerio, compartimos con toda la comunidad diocesana una reseña elaborada por el Pbro. Roberto Pinto sobre la vida, vocación y legado de Don Enrique Gálvez.

La presente reseña quiere ser una memoria agradecida del ministerio diaconal y la vida de nuestro hermano diácono ENRIQUE EDMUNDO GALVEZ ARAYA, quien ha dado testimonio de Jesucristo como siervo en medio de nosotros.

Enrique Gálvez, descrito por sus hermanos diáconos, como el hermano mayor en el diaconado y una figura señera del diaconado en Chile y particularmente en la diócesis de Valparaíso. Reconociendo, que junto con otros diáconos, fue precursor del diaconado en la diócesis, contribuyendo tanto a nivel parroquial, diocesano, nacional y latinoamericano. 

Enrique Gálvez nació el 26 de agosto de 1932, se casó a los 24 años con Irma Pinochet el año 1955, con quien tuvo cinco hijos. Desde joven colaboró en la Parroquia Medalla Milagrosa de Playa Ancha en Valparaíso. Entró a la Armada de Chile en la cual sirvió durante 30 años. Y falleció en la madrugada  del día 28 de Mayo del presente año en el Domingo de Pentecostés. Por todo esto elevamos nuestras oraciones para que llegue a celebrar la Eucaristía celeste junto al Señor.

La familia llegó a la ciudad de Villa Alemana el año 1961 y en el año 1970 se instalaron en el sector de la Población Fuentes. Se integraron a participar activamente en la Parroquia San Felipe Neri, principalmente en el grupo de matrimonios.

El camino al diaconado

En el año 1973 el Padre Gustavo Felten C.O. le propuso ser diácono permanente y por lo tanto dedicarse a estudiar, superando las dificultades en la familia. Después del período formativo fue ordenado diácono el 22 de marzo de 1974 por Mons. Emilio Tagle Covarrubias, Obispo de Valparaíso en la Parroquia San Felipe Neri. En aquella ocasión se confirió la Ordenación Diaconal a cuatro personas Abraham Zamora, Guillermo Cornejo, Hugo Guerra y Enrique Gálvez, y a la semana siguiente el 28 de marzo en la Parroquia Santa María Madre de la Iglesia, confiere el diaconado a tres personas: Eugenio Lemus, Jorge Pizarro, José Valdés. Todos fueron formados por el P. GUSTAVO FELTEN C.O.

Los servicios en la vida parroquial

Prestó servicios pastorales y en la construcción de las capillas Sagrado Corazón y San Francisco de Asís, también en la Parroquia La Asunción y en la Capilla Nuestra Señora del Carmen en Quebrada Escobares. El diácono Enrique y también su familia expresaron siempre su gratitud a los Padres y párrocos del Oratorio de San Felipe Neri, porque lo invitaron a este camino diaconal, lo apoyaron en su formación y le dieron la confianza para hacerse responsable de las comunidades donde sirvió. Especialmente, en la zona de Villa Alemana donde se apoyó con tanto énfasis la vocación al diaconado permanente, haciendo que todas las capillas tuvieran un diácono responsable.

Fue un insigne constructor, que gracias a la colaboración de muchas personas iba llevando el dinero necesario para la construcción de cada una de las capillas. Enrique siempre trabajó por amor y dedicación a la construcción, con y por la feligresía que se le había encomendado. En el sector poblacional donde vivía, gestionó el terreno donde se comenzó a construir la Capilla Sagrado Corazón. Haciéndose responsable de la construcción física del templo y de la vida comunitaria.

Los testigos dicen que en la construcción de las capillas, entregó su sudor y sangre y se dió por entero. Junto a toda la vida pastoral que se fue desarrollando, él fue animando un nuevo grupo de Matrimonios y los encuentros y paseos que se realizaron. También hizo este mismo trabajo con el grupo juvenil y por supuesto con la vida sacramental propia de su diaconado. Era muy querido por las personas tanto así que una le dijo: “Diácono Enrique quiero que usted haga el responso de mi funeral”, “bueno– le dijo él- pero tiene que apurarse porque yo me voy a ir a otro lado”.

Colaboración diaconal a distintos niveles

A partir del año 2005 fue nombrado por el Obispo Gonzalo Duarte como integrante del Consejo diocesano Diaconal. Y en esa calidad participó en los inicios de la Escuela “Felipe Diacono” para la formación de hombres al diaconado permanente.

A nivel nacional en la Comisión permanente del diaconado con encuentros en distintas partes de Chile en Puerto Montt hasta Iquique, en el poblado de la Tirana. Prueba de ello son los innumerables mensajes de condolencias queman llegado con ocasión de su fallecimiento. En este servicio del diaconado permanente estuvo en el proceso de elaboración de las Orientaciones para el Diaconado Permanente presentado por la Conferencia Episcopal de Chile.

Estuvo presente a nivel latinoamericano en Encuentro de Diáconos de Latinoamérica tanto en el encuentro del año 1998 en Perú y otro en Colombia.

Sin duda, cuando se escriban las páginas del diaconado permanente en Chile Enrique Gálvez, tendrá un lugar destacadísimo en él, su aporte ha sido fundamental en el desarrollo del diaconado en la Diócesis de Valparaíso y en el País. Mucho se le debe, y es preciso que sea reconocido y divulgado su gran testimonio de servicio amor al Pueblo de Dios y su discipulado auténticamente evangélico. Nuestro hermano Enrique, un hermano mayor en el diaconado, en el servicio, en el ejercicio de la auténtica caridad cristiana, en la proclamación del evangelio y la atención a las comunidades nos ha dejado un legado enorme y una gran tarea de como vivir el ministerio diaconal.

Descansa en Paz siervo bueno y trabajador, descansa con tu Señor que te llamó al servicio de tantos hombres, mujeres niños y jóvenes en todas las comunidades que serviste.

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