El Informe Mundial de Drogas 2021 dio a conocer una estadística preocupante, se prevé que para el 2030 haya aumentado en un 11% las personas que consumen drogas debido solamente a cambios demográficos. El informe señala que, dentro de las consecuencias negativas que traerá esta transformación, estarían el aumento de personas con trastornos por consumo de drogas, el aumento de la necesidad de servicios que respondan a dicha necesidad (lo que no implica directamente un aumento en los servicios) y la intensificación de actividades por organizaciones delictivas, situación que sería compleja para países que se ven reducidas las capacidades de hacer frente a dicho problema.
A nivel continental, la Organización Panamericana de Salud (OPS) constató que en las Américas el consumo de alcohol es aproximadamente 40% superior a la media mundial. La misma organización genera una directa relación entre las cuarentenas y el comportamiento relacionado con el alcohol y el detrimento de la salud mental poblacional. En la misma línea, la sintomatología ansiosa se relaciona positivamente con un “aumento en la frecuencia de consumo de alcohol socializado en línea y en presencia de niños”. (Informe final SENDA previene, 2023).
Frente a este desalentador panorama, lamentablemente Chile no se queda atrás, “Chile posee las tasas más altas de consumo de drogas en niños y adolescentes del continente” rezaba hace unos años (2021) el título de un artículo de una revista reconocida en el área de la salud. Ahora bien ¿qué podría llevar a un joven a consumir drogas? Hay distintas razones por las cuales un joven podría consumir, dentro de las cuales se incluye: el mal uso del tiempo libre; para satisfacer la necesidad de encajar en un grupo; la baja autoestima; para generar sentimientos de placer; experimentar, sumado a la falta de información respecto de las consecuencias negativas; para sentirse mejor debido a sintomatología depresiva o ansiosa, o trastornos relacionados con el dolor físico o estrés; también pueden consumir para mejorar su desempeño académico o deportivo.
Como podemos ver, existen muchas razones por las cuales un joven caería en el consumo de drogas, frente a esto ¿qué hacer? o, más bien ¿en qué deberíamos fijarnos para entender que no todo está perdido? Sin ánimos de generalizar respecto a la esencia que trasciende a todo motivo para el consumo, es cierto que podemos conectar una búsqueda existencial respecto de una necesidad humana que llevaría a un joven a consumir. Víctor Frankl, neurólogo y psiquiatra que sobrevivió a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, es también el autor de la logoterapia, o, en otras palabras, la terapia de la búsqueda del sentido. Este autor plantea un proceso por el cual todos pasamos a lo largo de la vida y que comienza justamente en la adolescencia, el buscar el sentido de la vida. Para este autor, el tema del sentido se puede observar en esta tensión que se genera entre lo que uno logra y lo que hay que conseguir, esa distancia entre lo que uno es y lo que debería llegar a ser, ese sentido que buscamos. Esa tensión sería indispensable para el bienestar psíquico, no hay que tenerle miedo a confrontar el sentido de nuestra existencia, de hecho, para este autor, esta es la única forma de “despertar” ese sentido, de descubrirlo. Desde aquí se plantea que los jóvenes que incursionan en el mundo del consumo presentan un vacío que está presente en mayor o menor grado en las distintas razones por las cuales se acercan a consumir.
Relacionado con lo anterior, muchas veces se piensa que si nos enfrentamos a la emoción vamos a caer en un hoyo del que no vamos a salir, que, por ejemplo, darnos espacio para llorar va a generarnos más tristeza, y todo iría de mal en peor. Es justamente lo contrario, en el momento en que nos enfrentamos a lo que sentimos es cuando podemos empezar a sanar. Esta inquietud que todos sentimos, sumado a el no dedicarle un espacio en nuestras vidas a estas reflexiones, puede llegar a transformarse en un vacío existencial, donde se ve una carencia total y absoluta de sentido, una amarga sensación que muchas veces se presenta de forma enmascarada, que compensamos con una harina distinta, pero que siempre cae en saco roto, aquí es donde entra el tema del consumo de sustancias, de drogas, del mal uso del tiempo, todo para llenar ese vacío de una forma dañina.
El sentido de la vida es algo personal, único. La logoterapia plantea la importancia esperanzadora de intentar verlo como si fuera la vida misma quien te cuestiona, te prueba, y solo tú le puedes contestar de una única manera: Respondiendo desde tu propia vida, con tu propia vida. Buscar desarrollarnos para ser capaces de responder responsablemente a las demandas de la vida que nos plantea en cada situación particular es un camino para enfrentar el sentido de la vida. Esto creo yo debe ser buscado en el mundo, no dentro de uno, es dirigirse hacia algo o alguien distinto a uno, un valor, alcanzar el sentido o encontrar a un otro. Entregarnos a una causa implica inherentemente el “olvidarnos” de nosotros, es ahí donde nos volvemos más humanos y perfeccionamos nuestras capacidades. Justamente este camino es algo en lo cual la espiritualidad y la psicología se conectan, el encontrar un sentido permite abstraerse de los perjuicios que puede traer el consumo para evadir lo que realmente importa y que realmente está afectando, al propósito de vida de dicha persona.
No todo está perdido, enfocarnos en lo importante va a ser un camino mucho más empático y humano a la hora de tratar con nuestros hijos, amigos o nosotros mismos si nos vemos enfrascados en el mundo del consumo. La rehabilitación es un símbolo de esperanza tanto en terapia como en la Fe, existen altas posibilidades de trabajar con la comunidad que consume, tanto a nivel espiritual como psicológico. Si bien las estadísticas iniciales son desalentadoras y, actualmente, es un tema que sigue siendo importante y preocupante, las estadísticas de la población escolar del Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de SENDA nos brindan un buen pronóstico. La prevalencia del consumo del tabaco ha disminuido en un 6,2% en pocos años, pasando de 33,1 en 2017 a 26,9 en 2019. Se registran, a su vez, descensos estadísticamente significativos en el consumo de alcohol y la marihuana, observando una baja de 20,9% en 2017 a un 26,8% en 2019 de la prevalencia de uso de esta última en el último año. Datos que a la fecha se han mantenido en baja. De esta forma, es posible observar, plantea el Informe final SENDA previene, que, “para el caso de la población escolar el uso ha tendido a bajar o estabilizarse en las últimas mediciones.” (p. 26).
La postura esperanzadora de encontrar un sentido frente al “sentido ilusorio” que brinda el consumo es algo en lo que, como sociedad, deberíamos poner más atención, las cifras actuales se encuentran en niveles altos a pesar de la mejoría en los datos, esto implica altos costos tanto sociales como económicos para el país. El camino que plantea el tratamiento psicológico y el acompañamiento espiritual brindado por la Fe es algo en lo que nos podemos apoyar como sociedad, el consumo juvenil tiene solución, tiene acompañamiento, tiene solución, nunca perdamos esto de vista.
Bibliografía:
Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD). (2013). Lineamientos Hemisféricos de la CICAD para la construcción de un modelo integral de abordaje comunitario para la reducción de la demanda de drogas. Washington DC, U.S
Frankl, V. (2015). El hombre en busca de sentido. Herder editorial.
Ministerio del Interior y Seguridad Pública & SENDA (2023). Evaluación de programas gubernamentales, Informe final SENDA previene.
OEA/CICAD (2019). Políticas sobre drogas y perspectiva de género en las américas: hallazgos de los informes nacionales de la séptima ronda del mecanismo de evaluación multilateral (MEM)
SENDA. (2020). Décimo Tercer Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar de Chile, 8º Básico a 4º Medio.
United Nations (2021). World Drug Report 2021.
Por: Álvaro Poffan Díaz, Psicólogo UAI.
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