Columna: “Vida y dignidad humana”

Pico della Mirandola, el joven y gran pensador renacentista italiano del siglo XV, en su interesante obra y, en particular, en el “Discurso sobre la dignidad del hombre(en 1486); se refiere a la grandeza y a la sublime condición humana, dotada de una increíble capacidad que le permite ubicarse en el centro del universo; es decir, entre los más alto, que serían los ángeles, y lo más bajo, que serían las bestias o los también llamados “brutos”. Señala, además, que, por el libre albedrío, será el mismo hombre quien podrá transformarse en quien desee, pudiendo parecerse más a los ángeles o a las bestias. En este sentido, resalta que nuestra condición humana puede orientarse a la grandeza o al embrutecimiento.

Qué bien le haría a nuestra sociedad chilena, a la comunidad política y a la sociedad civil, poner nuestras potencias en aquello que nos engrandece y no en aquello que nos empequeñece; en aquello que nos une y no en aquello que nos divide; en aquello que es prioridad para la mayoría, y especialmente para los más inocentes e indefensos. En este sentido, quizá nos convenga preguntarnos si las decisiones de las politicas públicas (de nuestros gobernantes) o las elecciones de las autoridades políticas (elegidos por los votantes, o sea, nosotros) están orientadas a la valoración y al cuidado de la sublime dignidad humana, inherente a cada persona.

Es complejo, desde el punto de vista racional, entender que el presidente de la República en algunos casos anuncie decisiones y políticas públicas en favor de la vida y la dignidad de los ciudadanos y en otras, aparezca anunciando la posibiliidad de ingresar políticas con el objetivo de poner fin a la vida y dignidad de otros individuos, sea por medio del aborto o la eutanasia. El tema es complejo y delicado, sin duda, pero pide lo más grande de la humanidad y nuestra capacidad para dialogar y hacer buena política. La historia ha demostrado cómo la fuerza de la razón y la verdad que habita en la conciencia nuestra sociedad, ha ido superando argumentos que parecían ser razonables en determinadas épocas y contextos.

Necesitamos poner atención a los sistemas de pensamiento que están moviendo nuestra sociedad, a fin de proponer razones y argumentos que tiendan a engrandecer y no degradar la dignidad humana y de nuestra sociedad.

Por: Pbro. Paulo Lizama Silva, Diócesis de Valparaíso.

Columna publicada en El Mercurio de Valparaíso, martes 04 de junio 2024.

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