A más de seis meses del megaincendio que afectó a nuestra región, Caritas Chile y Caritas Valparaíso continúan entregando ayudas a los vecinos damnificados, que van desde el cuidado de la salud mental hasta vales de recarga de gas licuado.
Si hay algo que caracteriza el trabajo de Caritas Chile y Caritas Valparaíso es su capacidad para realizar su quehacer de manera silenciosa, sistemática y con permanencia en el tiempo. “Nosotros siempre nos quedamos cuando todos se van”, se suele escuchar de parte de sus equipos y también de quienes reciben el apoyo. En la actualidad, continúan trabajando (de manera ininterrumpida desde el 2 de febrero) con las comunidades damnificadas por los incendios que azotaron a nuestra región.
Es así, que en el contexto del proyecto “Comunidades Resilientes a los Incendios Forestales”, y con el aporte de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días, están brindando apoyo con vales de recarga de gas licuado a familias del sector Lomas Latorre, en la comuna de Viña del Mar.
Además, en el marco de ese mismo proyecto, los profesionales de Caritas Chile y Caritas Valparaíso han realizado talleres presenciales para la instalación de herramientas que ayudan a la recuperación y fortalecimiento de la salud mental comunitaria. Hasta la fecha se han realizado tres talleres destinados a grupos de primera infancia en comunidades educativas (colegio y un jardín infantil) y agrupaciones de vecinos, especialmente personas mayores. Los grupos intervenidos pertenecen a Población Argentina, de Quilpué. Desde la organización, estiman que dentro de poco tiempo realizarán estos talleres en otros sectores.
Asimismo, se está brindando apoyo alimentario a comedores solidarios que continúan entregando diariamente raciones de almuerzo a cientos de familias.
El director de Caritas Valparaíso, Diácono Leonardo Córdova, expresó que “estamos viviendo un mes de la solidaridad especial, es un mes que ya tiene 7 meses en realidad, dado que a partir del 2 de febrero iniciamos este tiempo de solidaridad permanente gracias a la ayuda de tantos, especialmente de tantos aportes de gente de todos lados de Chile y de organismos extranjeros tales como las Caritas hermanas de Estados Unidos y Caritas Alemania, hemos podido seguir hasta el día de hoy en que continuamos trabajando en distintas áreas”.
Además, agregó que “hemos mantenido en todo este tiempo nuestra línea de apoyo a los comedores solidarios, especialmente a los comedores que siguen funcionando día a día en las zonas afectadas por el incendio en Quilpué, en Viña del Mar, en los distintos sectores y también a otros comedores solidarios que históricamente ya desde la pandemia no han dejado de trabajar en otros sectores en donde la necesidad alimentaria es una prioridad”.
El también Delegado Episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Diócesis de Valparaíso indicó que “junto con eso estamos trabajando también en ayudar a familias en lo que se llama un área de trabajo de Seguridad Energética, que tiene que ver con algo muy concreto, con la entrega de vales para gas licuado para calefacción, para cocina y para las distintas necesidades que hay siempre en los hogares. Eso lo estamos trabajando en la zona de Viña del Mar, también en algunas zonas de Quilpué. La idea es que tratamos de ir revisando la afectación total del incendio de manera de poder ir extendiendo el beneficio a sectores que no han recibido o no han recibido tanto como otros en donde ha habido un poquito más de presencia no solo de la Caritas sino que también de muchos otros organismos que han estado también en la ayuda”.
Asimismo, el Diácono sostuvo que “el factor psico social también ha sido una una línea de trabajo importante. Trabajar primero con las personas mayores que han sufrido de manera tan grave esta vulnerabilidad que genera el incendio, y también con los niños, niñas y adolescentes para quienes es muy difícil la comprensión de esta tragedia que han vivido, entonces en algunas comunidades de los territorios afectados estamos haciendo intervenciones de tipo psicosocial con profesionales de la psicología y del trabajo social para ayudar a este proceso de resignificación de este duelo que han vivido. Sin dudas es una tarea que es compleja, es una tarea que hay que trabajarla de manera diferenciada, por eso se realiza con personas mayores, con infancia y también con aquellos profesionales, especialmente del mundo de la docencia, colegios, jardines de niños, donde también muchos de ellos están insertos en los territorios y también han sufrido las consecuencias del incendio, entonces estamos ahí en esta triple línea de trabajo con los psicosocial”.
Finalmente, el Diácono Leonardo Córdova reflexionó acerca de que “dentro de este quehacer -como decía en este largo mes, que se va convirtiendo en este año de la solidaridad para nosotros-, de manera muy agradecida tenemos una mirada de lo que ha sido la respuesta de tanta gente que nos ha ayudado de manera permanente, que nos han ayudado con la campaña nacional, porque de esa forma hemos podido mantener sin bajar un minuto la intensidad del trabajo de ayuda humanitaria en todos los territorios”. Además, adelantó que “próximamente vamos a continuar en otros sectores, estamos en una tarea que implica un trabajo muy intenso de ir determinando dónde tienen que ser focalizadas de manera prioritaria todavía aquellas ayudas que tienen que ver con la recuperación de los medios de vida, con la habitabilidad, con cómo poder mejorar las condiciones de vida que quedaron tan desmejoradas”.
La relevancia de la prevención de incendios forestales desde una mirada comunitaria
El director de Caritas Valparaíso indicó que “una buena noticia es que ha ido ganando un puesto de importancia el concepto de prevención, en ese sentido tenemos organismos también internacionales que están interesados en que nosotros podamos continuar en esta línea de trabajo que veníamos haciendo y llevando adelante hace ya muchos años y que hoy día cobra una relevancia muy importante. Vivimos en territorios de alto riesgo de incendios, vivimos en territorios con condiciones que hacen muy necesario que las comunidades aprendan a responder de manera comunitaria. Algo tan obvio pero que cuesta entender, nos tenemos que salvar todos y no intentar salvarnos solos. Este concepto de prevención en un sentido mucho más desde el trabajo colaborativo con otras instituciones, desde lo colaborativo en las propias comunidades, juntas de vecinos, clubes deportivos, comedores solidarios, capillas y parroquias son centros que tienen que irradiar esta lógica de un cuidado comunitario. Aprender a habitar de una manera colectiva, donde el respeto por la casa común como una base de nuestra forma de habitar se vea reflejado también en este habitar de manera preventiva, con conciencia de los riesgos”.
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