Entre el lunes 21 y el jueves 24 de octubre, se realizó la Jornada Nacional de Pastoral Carcelaria de Chile, cuyo lema fue “Esperanza y Reinserción”. El encuentro convocó a capellanes y agentes pastorales de Arica a Punta Arenas, quienes se reunieron en la Casa de Espiritualidad Loyola, ubicada en la Comuna de Padre Hurtado de la Región Metropolitana, para rezar, compartir y conocer la realidad pastoral de las distintas unidades penitenciarias.
De la Diócesis de Valparaíso estuvieron presentes Daniela Calzia, coordinadora de la Pastoral Carcelaria del Colegio San Pedro Nolasco; Patricio Guerrero, coordinador general de la Pastoral Carcelaria de Valparaíso; y Carlos Marín, capellán de Gendarmería de Chile, de la Región de Valparaíso.
En la jornada, los asistentes trabajaron en el desafío de aunar criterios y unir caminos de Iglesia para desarrollar planes y acciones cristianas y sociales, que respondan a los requerimientos de los tiempos actuales. Además, se revisaron y concretaron los Lineamientos Pastorales que los acompañarán hasta el 2028.
Al término del encuentro, los participantes valoraron y destacaron la espiritualidad y hermandad vivida.
Para Carlos Marín, la jornada fue “muy esperanzadora, así como su lema era Esperanza y Reinserción creo que todos nos retiramos con un desafío importante en lo personal y comunitario, un camino que hay que hacerlo juntos y saber la realidad de Arica a Punta Arenas de la pastoral carcelaria es importante por un sentido de pertenencia y de identidad de la pastoral de la Iglesia de Chile”. Además reflexionó acerca de que “el enfoque del servicio debe ser como el del Evangelio del Buen Samaritano y que tiene que ver con no sólo ayudar en el momento, en el momento en el que la persona está privada de libertad, sino que va más allá, lo deja en una posada, paga dos monedas y si requiere más ayuda, que le avise al volver le dice el samaritano al posadero, creo que por ahí va el camino de la pastoral carcelaria, trabajando primero en la prevención, hacer redes sociales para ir previniendo, hacer redes con la familia del privado de libertad y luego está el trabajo al interior de las cárceles y después el proceso cuando salen en libertad, ¿qué les ofrecemos cuando salen en libertad?”.
Mientras que Daniela Calzia expresó que “haber podido participar de la Jornada Nacional de Pastoral Carcelaria este año ha sido un regalo de Dios que nos permite seguir caminando junto a hermanos y hermanas, laicos, sacerdotes, religiosas, diáconos, que con profunda esperanza siguen sembrando caminos de humanización y misericordia desde esa certeza del encuentro profundo con Cristo que se vive tras las rejas. En la jornada nos reunimos agentes pastorales que servimos en las distintas cárceles del país en torno al Evangelio que nos llama a acompañar a las personas de forma integral, como lo hizo el Buen Samaritano que abraza toda la realidad de aquel herido que se encuentra a un costado del camino y que como sociedad no queremos mirar. Es por eso que la Pastoral Carcelaria nos moviliza como Iglesia a vivir con profundidad el mandato evangélico “estuve preso y me fuiste a ver”, de Mateo 25, 36”. Y finalizó: “Es un llamado que nos hace a todos, a colocar la mirada, el corazón y la acción en ese Cristo que desde los dolores y esperanza de nuestros hermanos y hermanas privadas de libertad, nos sigue llamando, sigue esperando esa mano que acoge, levanta y acompaña”.
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