Mons. Salas vivió sus primeros años de sacerdocio en la comuna de Quillota.
El domingo 10 de noviembre, Mons. Mario Salas Becerra, Obispo Auxiliar de la Diócesis de Valparaíso, celebró una Eucaristía en la parroquia San Martín de Tours, en Quillota, la ciudad que lo vio comenzar su camino sacerdotal. La ceremonia contó con la participación del obispo diocesano, Mons. Jorge Vega Velasco, de sacerdotes y diáconos de la Diócesis de Valparaíso, y también, de religiosos y religiosas. De manera especial, estuvieron presentes comunidades, sacerdotes y diáconos del decanato Santa Cruz del Valle.
Durante la Santa Misa, Mons. Mario Salas recordó sus primeros años de sacerdocio en Quillota y lo significativos que fueron en su ministerio. Por su parte, el párroco de la parroquia San Martín de Tours, P. Andrés Valenzuela, le agradeció por su cercanía y destacó la iniciativa de las comunidades del decanato Santa Cruz del Valle para recibirlo en conjunto en dicha Eucaristía.
El P. Jimmy Véliz, párroco de la parroquia Santísima Trinidad, de Limache, sostuvo que “como decanato Santa Cruz del Valle estamos muy contentos de recibir a este nuevo obispo auxiliar para nuestra diócesis de Valparaíso, a Monseñor Mario Salas, y también para él es muy importante como dijo en su homilía, esta ciudad de Quillota y este decanato. Le deseamos que el Señor lo colme de bendiciones y que siempre esté presente, y tenga presente a este decanato y a todas sus parroquias, como él decía, es un decanato que ha crecido, con diversas comunidades y que cada uno de nosotros sigamos dando testimonio como él nos invitó, y junto a nuestros pastores podamos ser una iglesia más sinodal y más en las realidades temporales que Dios nos pide”.
María Ofelia Prieto, integrante del coro y agente pastoral de la parroquia San Martín de Tours, comentó: “Preparamos el coro con mucho amor y cariño, espero que le haya gustado”.
En tanto que, el diácono Luis Vergara y su esposa Sandra Villavicencio, destacaron el vínculo que tienen con Monseñor Mario Salas desde sus inicios como sacerdote. “Tuvimos la oportunidad de conocer al Padre Mario cuando llegó acá en el 2005, cuando recién fue ordenado, colaboramos juntos en la pastoral vocacional diocesana y en una oportunidad inclusive él nos prestó el colegio San Pedro Nolasco de acá de Quillota para organizar una jornada vocacional. Luego nos reencontramos en Valparaíso porque él fue trasladado a Valparaíso, en el San Pedro Nolasco y ahí nos convertimos en vecinos porque yo soy de la parroquia Corazón de María que está a tres cuadras de ese colegio, así que ha sido un reencuentro, un volver a encontrarnos antes como sacerdote y ahora como obispo auxiliar en este nuevo servicio pastoral que se le ha encomendado, así que ha sido una gran alegría reencontrarnos y el poder acompañarlo, poder rezar por él, por su ministerio, y acompañarlo en este nuevo servicio y caminar al que le ha llamado el Papa”, contó el diácono. Y su esposa agregó: “Estaremos rezando, así como rezamos por las vocaciones, también rezaremos por su vocación ministerial ahora episcopal”.
En tanto que, el P. Ricardo Arriagada Figueroa O. de M., expresó: “Yo siento una inmensa alegría de verlo a él como obispo, a mí me tocó recibirlo cuando era provincial y acompañarlo en todos los trámites de su profesión solemne y de su ordenación sacerdotal. Me parece que el Padre Mario es una persona que reúne las condiciones de cercanía, humildad, y una gran disposición para atender a las personas. A mí personalmente me alegra mucho, siento una profunda alegría de verlo a él que ha sido llamado a este cargo y a recibir el sacramento en este grado máximo de tal modo que pueda servir a nuestra iglesia para así extender el mensaje de Jesucristo y evangelizar. Al mismo tiempo, le deseo a él lo mejor y lloraré siempre por él para que Dios lo acompañe”. Además, reflexionó acerca de lo que significa para la comunidad religiosa mercedaria la ordenación episcopal de uno de los suyos: “Para nosotros significa un gran compromiso porque él sigue siendo nuestro hermano, sigue siendo mercedario y así lo vemos y siempre estaremos con él, en cualquier lugar y en las circunstancias de su tarea apostólica, al mismo tiempo, entendemos que él ha sido llamado a participar, compartir y formar comunidades con los otros obispos y eso nos hace sentir muy bien”.
Por su parte, la Hna. Sheridan Aravena, de las Hijas de María Santísima del Huerto, expresó: “Felices de recibirlo y de acoger a este nuevo pastor, este nuevo Padre para que nos acompañe en este camino de vida espiritual y de Iglesia. Agradecer a Dios por la posibilidad de poder participar y compartir con él en sus inicios porque él nos acompañaba en la Eucaristía diaria tempranito a la mañana, teníamos la gracia de compartir la Eucaristía, así que también el poder reencontrarlo en esta oportunidad es una alegría, y con los brazos abiertos para recibirlo aquí en nuestra diócesis y realmente poder trabajar juntos como en esta iglesia sinodal”.
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