Reflexión Evangelio

Domingo 05 de enero 2025, Epifanía del Señor (S)

Mt 2, 1-12

Por: P. Julio González C., Pastoral de Espiritualidad Carmelitana.

DOMINGO DE LA EPIFANIÍA DEL SEÑOR (5 de enero 2025)

DOMINGO DE LOS REYES MAGOS

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos estas lecturas del próximo domingo:

a.- Is.60,1-6: La gloria del Señor amanece sobre ti. 

b.- Ef. 3,2-3.5-6: Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos.

c.- Mt.2,1-12: Venimos de Oriente para adorar al Rey.

– “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?” (v.2).

En este evangelio encontramos la llegada de los reyes magos y diálogo con Herodes, el Grande (vv.1-8); luego su encuentro con el verdadero rey en Belén (vv.9-12). Es el primer encuentro de la gentilidad con Jesús, rey-mesías, a quien iban a venir los hijos dispersos de Israel y los extranjeros. Este evangelio está impregnado del término adorar, a eso han venido unos reyes magos de Oriente en busca del rey (v.2). Estos hombres podían ser hombres muy instruidos en diversas ciencias desde la política, astrología, filosofía y teología oriental persa o babilonia. Ellos representan la apertura universalista de la salvación (Mt.28,16-20). Se hace presente en el relato la grandeza y la pequeñez en la narración: Jerusalén, la capital del reino y la pequeña Belén, mientras en la primera reina Herodes el Grande, en la otra ha nacido el auténtico rey. Belén está relacionada con el rey David y su coronación (cfr. 1Sam.16,1-13; 2Sam.5,2; 1Cro.11,2). Mientras se inicia la búsqueda de los reyes magos, imagen de los pueblos paganos, de la humanidad, el contrapunto lo dan las autoridades religiosas, que saben que nacerá en Belén, esa es su respuesta, sin embargo, no van a buscarlo, no salen de Jerusalén (v.5s; cfr. Nm.24,17; Mi.5,1-3). Primeros visos del rechazo de Israel al Mesías. Herodes, sobresaltado quiere matarlo, en cambio, los magos se alegran de hallarlo y, van a adorarlo. Herodes, famoso por sus magníficas construcciones y crímenes, representa al faraón de Egipto y Jesús a Moisés, en la mentalidad el evangelista.  El término Rey de los judíos, apunta a Herodes, el rey, pero los magos vienen en búsqueda del verdadero “Rey de los judíos”, vieron su estrella, ésta los guio, es la razón de su viaje, y su finalidad, venir a adorarlo, indica los primeros signos de su divinidad (cfr.Nm.24,17; Mt.27,11.29.37.42). La reacción de Herodes, y todo Jerusalén, es de temor y cita a las autoridades religiosas, las que citan a Miqueas, con lo que el rey, comprende que el niño es el Mesías esperado por Israel (v.3; cfr. Mi.5,1; 2Sam.5,2). Reunido con los magos, se informa, sobre la aparición de la estrella, y los manda a Belén, y manifiesta su deseo de querer encontrarlo y adorarlo (vv.7-8).

– “Y he aquí que la estrella…iba delante de ellos” (v. 9).

La estrella retoma su protagonismo y guía a los magos hasta la casa donde estaba el Niño Jesús y su madre, lo adoran y le ofrecen sus dones (cfr. Tb. 13,14; Sal.72, 10.15; Is. 49,23; 60, 5). El oro es para el Mesías-Rey: el pueblo de Yahvé había conocido la realeza, pueblo de reyes, ahora recibe el homenaje de los pueblos paganos venidos a la fe. El incienso, era ofrecido a Dios en el templo de Jerusalén por los sacerdotes, ahora también los paganos, pueden ofrecerlo, porque reconocen la Divinidad en ese Niño. La mirra era la ofrenda, así era místicamente narrado en el Cantar, de la esposa al esposo (cfr. Ct.3,6). Yahvé era el Esposo e Israel la esposa infiel, ahora toda la humanidad esta desposada con Jesucristo, nuevo Esposo, desposorio dispuesto por el Padre en el seno trinitario, agradece el Hijo lo dispuesto por el Padre la esposa será redimida por medio de la Nueva Alianza que más tarde sellará con su sangre en su sagrada pasión. La protección de Dios sobre el Niño Jesús, contra la astucia de Herodes, se despliega por medio de un sueño los Reyes se vuelven a su tierra por otro camino (v.12). El rechazo de Israel a Jesús y la aceptación del evangelio por parte de los gentiles será una constante. Nosotros que hemos encontrado al Mesías ofrezcámosle: el oro de nuestra vida y el amor; el incienso de la oración incesante, por la Iglesia y la humanidad, y la mirra del sacrificio, que alimenta el amor de la esposa fiel a su Señor.

S. Teresa de Jesús ve en los Reyes aquellos que representan a toda la humanidad a los pies del Niño Jesús. “Pues la estrella/ es ya llegada, /vaya con los Reyes/ la mi manada. / Vamos todos juntos/ a ver el Mesías, /pues vemos cumplidas/ ya las profecías. /Pues en nuestros días, /es ya llegada, / vaya con los Reyes/ la mi manada. / Llevémosle dones/ de grande valor, / pues vienen los Reyes,/ con tan gran hervor./ Alégrese hoy/ nuestra gran  Zagala,/Vaya con los Reyes/ la mi manada./ No cures, Llorente,/ de buscar razón,/  para ver que es Dios/ aqueste Garzón./ Dale el corazón,/ y yo esté empeñada,/  Vaya con los Reyes/ la mi manada.” (P. 17, En la fiesta de los Reyes).

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