Reflexión Evangelio

Domingo 13 de abril, Domingo de Ramos de la Pasión del Señor

Lc 19, 28-40

Lc 22, 7. 14-23, 56

Por: Pbro. Ramón Tapia, Diócesis de Valparaíso.

DOMINGO DE RAMOS: JESÚS CAMBIA LA HISTORIA POR EL AMOR NO POR LA VIOLENCIA

Siempre en Semana santa me preguntaba por qué la Iglesia nos proclama dos veces en una semana: el domingo de ramos y el viernes santo la Pasión del Señor leída íntegramente. ¿Será un exagerado culto al dolor, al sufrimiento? No hay ya mucho sufrimiento en el mundo para que sigamos cargando la mano con el dolor de Jesús. ¿Será un masoquismo?

Meditando la Pasión, leyendo en la liturgia me fui dando cuenta que el mensaje no es el dolor sino el amor, el mensaje no es la violencia inaudita que cae sobre Jesús sino el Amor de Jesús que se entrega. El mensaje no es el pecado de los hombres sino que es el Amor de Dios que salva. Por eso la Iglesia no se viste de negro o morado signos de duelo sino de rojo, signo del triunfo del mártir. Sólo el amor redime. Por eso la pasión es un grito infinito de amor. En la Pasión y desde la cruz Jesús te grita: Yo te amo. Di mi vida por ti. Lo entendió san Pablo: Jesús se anonadó por amor, se rebajó por amor a todas las personas, me amó y se entregó por mí. Como cabeza de la humanidad asumió por amor lo que nos cuesta asumir el dolor, la injusticia, el sufrimiento, la muerte. En la Pasión hay un juego de poderes: el poder religioso de Israel se ve amenazado por Jesús ya que muchos lo siguen y los dejan a ellos. También el poder del Imperio se siente inseguro con este pobre galileo. Pero Jesús sabe que el poder, la fuerza, la violencia no salva, lo dice muy bien el Papa Benedicto: No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor. ¡Cuántas veces desearíamos que Dios se mostrara más fuerte! Que actuara duramente, derrotara el mal y creara un mundo mejor. Todas las ideologías del poder se justifican así, justifican la destrucción de lo que se opondría al progreso y a la liberación de la humanidad. Nosotros sufrimos por la paciencia de Dios. Y, no obstante, todos necesitamos su paciencia. El Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado y no por los crucificadores. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres.

En su carta sobre el amor el Papa alemán dice que en la cruz Dios se pone en contra de si mismo, esto es amor en su forma más radical.. Y este amor no se queda en abstracto o en la sola pasión, sino que se hace un sacramento admirable: Jesús ha perpetuado este acto de entrega mediante la institución de la Eucaristía durante la Última Cena: es su Cuerpo entregado y su Sangre derramada.

En el relato de la pasión se va viendo en cada momento el Amor de Jesús.

Jesús ama a Judas hasta el final, incluso come en su misma fuente.

Celebra la Pascua y en esa cena tan íntima, tan sencilla instituye la eucaristía nos deja su Cuerpo entregado y su Sangre derramada, para que nos apropiemos de su Amor comiéndolo y bebiéndolo.

Ama a Pedro que antes de la pasión se cree fuerte, lo ama como es, pero le predice que no es tan fuerte como se cree.

Lucha en la oración en Getsemaní, queriendo hacer su voluntad, su egoísmo, pero al final hace la voluntad de su Padre.

En el interrogatorio religioso Jesús calla por amor. No se defiende, acepta la injusticia porque viene a parar el mal asumiendo el mal de nosotros lo que es un amor inmenso e inaudito.

Se deja escupir y abofetear por amor a nosotros. Va como un cordero suave, pacífico.

Cuando Pedro lo niega tres veces Jesús lo traspasa con su mirada de amor misericordioso y el apóstol llora amargamente.

En el juicio ante Pilato, el representante del imperio romano Jesús vuelve a callar, acepta la injusticia, no se defiende por amor a nosotros.

La multitud elige a Barrabás, opta por la violencia, no por el amor.

También Jesús recibe amor en la persona del cirineo que lo ayuda.

En la cruz se burlan de él y lo tientan a salvarse a sí mismo, a ser egoísta. Pero no se salva a sí mismo. Nos están salvando a todos con su amor.

Al final clamando otra vez con voz potente, entregó su espíritu.

Este grito de Jesús traspasa los espacios y los siglos y hoy llega a tu corazón y al mío diciéndote: Yo te amo. Nos dice el papa Francisco:

La Buena noticia de hoy es que Ese Cristo que nos salvó en la Cruz de nuestros pecados, con ese mismo poder de su entrega total sigue salvándonos y rescatándonos hoy. Mira su Cruz, aférrate a Él, déjate salvar, porque «quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento.

Quedarnos en la maldad e injusticia de los seres humanos que torturaron y mataron a Jesús es quedarse en el ser humano, en nosotros, en nuestras debilidades, es quedarse lamiendo nuestras llagas, es necesario levantar la mirada hacia Jesucristo en la Cruz que con sus manos y pies clavados y su corazón traspasado nos grita su amor. En tu sufrimiento está el Señor, él te acompaña, te da fuerza y consuelo.  Me ama, te ama infinitamente, eternamente. Créelo. Al escuchar, leer o ver la Pasión de Jesús repite en tu corazón: me amó, se entregó por mí. Que gran amor me tiene, nos tiene Jesús. El no castiga, se deja castigar, el no destruye, se deja destruir por amor.

Por: P. Julio González C., Pastoral de Espiritualidad Carmelitana.

LECTIO DEL DOMINGO DE PALMAS

(Año Impar. Ciclo C)

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos:

a.- Is. 50, 4-7: No oculté mi rostro a insultos y salivazos; y sé que no quedaré avergonzado.

b.- Flp. 2, 6-11: Se rebajó a sí mismo; por eso Dios, lo levantó, sobre todo.

c.- Pasión de N.S Jesucristo según S. Lucas 22,14-23,1-56.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.- Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.

c.- Evangelio: Lc. 22,7.14-71; 23,1-56: Pasión de N.S. Jesucristo según San Lucas. 

La narración de la pasión de Lucas, tiene mucho de relación personal del discípulo con Jesús, contemplarlo en su pasión (cfr. Lc.23, 35.48), y de exhortación moral y religiosa a mejorar nuestra vida por medio de los acontecimientos que nos va a presentar. Actitudes de Jesús para inspirar la vida del discípulo, como el perdón para sus verdugos y la promesa de salvación para el ladrón arrepentido (cfr. Lc. 23,34.43). La pasión de Lucas, refleja la bondad y misericordia de Jesús, su majestuosa serenidad de la voluntad del Padre; pasión que trasparenta un espíritu profundamente religioso, lo que  se vería opacado, sino la animara un espíritu entrañablemente humano. Este el Cristo Jesús del evangelista Lucas.  

Comienza con el relato de la Cena pascual e institución de la Eucaristía: 

1.- La Pascua de Jesús. “Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento  en el Reino de Dios” (vv.14-16). El evangelista le quita toda fatalidad a la Pasión  de Cristo, porque lo contempla en su Ascensión hacia el Padre. Jesús muere porque  lo sentencian los hombres, pero también, porque quiere: entrega su cuerpo y  sangre, como alimento de vida que sostiene la vida de los que creen en ÉL (cfr. Lc.  22, 15). 

2.- Jesús, entrega su Reino. “Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas;” (vv. 28-30). Si bien Jesús vive  su pasión derrotado por los hombres, traicionado por Judas, negado por Pedro, así y todo posee el Reino de Dios, por esto  lo entrega a los que quieran seguirle hasta el final. Es la recompensa prometida a los apóstoles de reinar con ÉL en el cielo.

3.- Jesús en el Huerto de los Olivos. “Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero  no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Entonces, se le apareció un ángel venido del  cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su  oración. Su sudor se  hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.” (vv.41-44). Experimenta  Jesús la tentación final de su vida, la que proviene de la propia fragilidad humana y de la sensación de fracaso de su misión;  pero  se mantiene fiel a la voluntad del Padre. Es el camino  de  obediencia a la fe.

4.- Prendimiento de Jesús. “Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!…  Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿herimos a espada?…Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.” (vv.48-49.52). Jesús se deja prender, evita la violencia, sana al criado del su sacerdote; es la hora del príncipe de este tiempo.

5.- Negaciones de Pedro. “¡Hombre, no sé de qué hablas! Y en aquel momento, estando aun hablando, cantó un gallo, y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces. Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente (vv.57-59.60-62). Una vez en la casa del Sumo Sacerdote Pedro niega por tres veces a insinuaciones de una criada y otros empleados de la casa conocer a Jesús.

 6.- Jesús ante el Sanedrín. “Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios? Él les dijo: Vosotros lo decís: Yo soy. Dijeron ellos: ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?” (vv. 70-71).  Jesús, es Dios, Señor del universo, porque estará a la derecha del Padre. Él es ahora el puente entre Dios y los hombres. No hay otro. El que ha sido constituido Juez de vivos y muertos, es condenado por un tribunal religioso y político. 

7.- Jesús ante Pilato y Herodes. “Ningún delito encuentro en este hombre. Herodes le hizo numerosas preguntas, pero él no respondió nada, después de burlarse de él, le puso un espléndido vestido. Y lo remitió a Pilato. Desde ese día Herodes y Pilato se hicieron amigos” (23,4.9.11-12). Pilato,  quiere liberar a Jesús, basado en la verdad y la justicia.

8.- Jesús y Barrabás. “Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: “¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!” (Lc.23,18). Ahora Israel debe escoger entre Jesús y Barrabás.  Luego de un proceso injusto, Jesús es el agitador político contra Roma y Barrabás el malhechor, verdadero zelota, queda libre.  Aquí se ve, como la política presiona muchas veces sobre la verdad y la justicia y, el político de turno cede y sufren y mueren muchos inocentes.

9.- Jesús y las mujeres camino del Calvario. “Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.  “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.” (v.28-29). Israel, se queda solo porque ha condenado a Jesús, no sabe que Jerusalén se condena a sí misma. El lamento de Cristo, es una mezcla de anuncio compasivo y de profecía de condena: viene la ruina para la ciudad que mata a los profetas. Jerusalén será destruida por los romanos el año 70.  

10.- Jesús perdona a sus verdugos. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Se repartieron sus vestidos echando a suertes” (Lc. 23, 34). Elevado entre el cielo y la tierra, en un trono de ignominia, Jesús no quiere ser causa de maldición para las gentes. Termina el poder de la ofensa y la venganza, de pecado y maldición con Jesucristo clavado a la cruz; se despliega el poder del perdón misericordioso de Dios a todos los hombres. 

11.- Jesús ofrece el cielo al buen ladrón. “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc.23,43). Jesús condenado a muerte por los jefes religiosos del pueblo, se muestra como el dueño de la salvación, que antes ha comunicado a todos los pecadores, ahora, en la hora de la muerte se la comunica al ladrón arrepentido.  Acompañarán a Jesús, todos los que no encuentran salvación en esta vida, los pobres, los publicanos, pecadores, etc.  

12.- Jesús muere en la Cruz. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23,46; cfr. Sal. 31,6). La naturaleza se rinde ante la muerte del dueño de la vida. Todo comienza de nuevo, la muerte se convierte en vía hacia la casa del Padre. Jesús, asciende al  Padre, queda abierto el camino que lleva a la verdad, a la vida, a la comunión plena  con Dios. Es el camino de la Iglesia, que tiene como Cabeza a Cristo, sentado a la  diestra del Padre. La verdad de la muerte de Jesús tiene su sede en la Cruz; entrar  en el paraíso para todo pecador será pasar por la Cruz, ella es el hoy de la  salvación que Jesús nos propone. La gloria de la Resurrección y Ascensión de  Cristo, que ahora se manifiesta estuvo siempre presente en la Cruz del Redentor. En la  Pasión que nos narra el evangelista Lucas, descubrimos el amor del Padre hacia su  Hijo y hacia los hombres. La Cruz, se convierte en Sacramento de la misericordia divina.

Padre Nuestro…

Abrazo de la paz

Oremos. Fortalecidos por la celebración de la Pasión de tu Hijo, que su muerte en cruz, nos traiga a los creemos y esperamos en ÉL, la participación en su vida nueva como Señor Resucitado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).

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