León, el Papa de la paz para tiempos inciertos

Hace algunos días, la fumata blanca que vimos salir de la famosa chimenea vaticana nos anunciaba que el Papado, como institución, seguía vigente, y que el mundo contaría con un nuevo pastor. El Cardenal Dominique Mamberti dijo su nombre: Robert Prevost, el Cardenal, se convertía en León XIV Papa.

Robert Francis Prevost Martínez nació en Estados Unidos. Como muchos allí, proviene de una familia de migrantes europeos. Gracias al esfuerzo de sus padres, pudo estudiar matemáticas y en Chicago apreció los beneficios del desarrollo y las bondades del progreso material que dan las potencias del mundo.

Sin embargo, su experiencia vital no se agotó ahí. El Papa también sabe de las pobrezas y dolores de nuestro continente. Por su vida como religioso y misionero, llegó a Perú para insertarse en esa realidad por cerca de 30 años. En tierras hermanas palpó con sus propias manos las llagas del pueblo y las pobrezas de su gente. Rápidamente, las redes sociales y los medios de comunicación social han rescatado fotografías y videos que dan cuenta de su labor social y apostólica.

El año pasado, se trasladó a vivir a Roma para colaborar con el Papa Francisco, que lo puso al frente del Dicasterio para los Obispos. Desde ese lugar, colaboró con la provisión de los obispos para las Iglesias particulares y asistió en el ejercicio del ministerio episcopal a quienes hemos recibido ese encargo.     

Cuando era Prefecto del Dicasterio, tuve la oportunidad de conocerlo. Compartí con él varias reuniones en la Santa Sede y percibí su profundo amor por la Iglesia y por América Latina. Chile no le era ajeno: conocía el caminar eclesial y las situaciones más apremiantes de nuestro país. Vi en él a un hombre que sabía conjugar la nobleza de su labor con la sencillez de quien sabe que es un servidor.   

El nuevo Santo Padre inicia su servicio en tiempos inciertos. Las guerras no cesan, los conflictos sociales y económicos se agudizan y las divisiones entre los pueblos se acrecientan. Por eso no es casualidad que en su primer discurso desde el balcón que da a la plaza de San Pedro el Papa pronunciara 9 veces la palabra “paz”. León sabe que encarna la esperanza de millones de personas que sufren el azote de la guerra.  

¿Cuál será la línea del Papa León? ¿Qué acentuaciones tendrá? ¿Es un continuador del Papa Francisco? Las lecturas de la política contingente no alcanzan a comprender su ministerio. Lo único cierto es que la misión del Papa debe ser, siempre y en primer lugar, el anuncio del Evangelio de Jesucristo.

El Papa ha puesto su confianza en el Señor, que cuida de la Iglesia como nadie más sabe hacer. El Papa será el primero en cumplir los mandatos del Señor y se abandonará, sin restricciones, a su santa voluntad.

+ Jorge Patricio Vega Velasco

Obispo de Valparaíso

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