
Plantarán 100 palmas por el Centenario de la universidad y de la diócesis.
El miércoles 18 de junio se realizó la entrega de la primera palma a la comunidad de la capilla Jesús Sacramentado de Villa Independencia. Se trata de un proyecto de la PUCV y la Pastoral PUCV en el que plantarán 100 palmas por el centenario de la diócesis y de la universidad, en todo el territorio de la Diócesis de Valparaíso.
La actividad contó con la participación de Fray Cristián Eichín, vice gran canciller de la PUCV, de Jazna Villarroel, directora de Pastoral PUCV, del P. Sergio Herrera, párroco de la comunidad, del Delegado Episcopal para el Desarrollo Humano Integral, Diácono Leonardo Córdova, del Delegado Episcopal para la Educación, José Ignacio Latorre, funcionarios de la PUCV, estudiantes y miembros de la comunidad de la capilla.
El vice gran canciller, Fray Cristián Eichín, expresó que “para la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso este hito es muy importante porque expresa nuestra pertenencia, integración a la vida de la Diócesis de Valparaíso que está cumpliendo su centenario, nuestra universidad también está en vías de cumplir su centenario, entonces esto es un hito que nos une y fortalece como Iglesia y como universidad católica. A través de la Pastoral PUCV queremos también hacernos presentes con estos gestos, con estos momentos, también para agradecerle al Señor y para fomentar más nuestra presencia en el territorio”. Además, añadió que “plantar una palma significa también, y sobre todo una palma chilena, significa volver a reconocer la importancia del cuidado de la creación que está vinculado también al cuidado de nuestra vida cotidiana y de las comunidades. Hemos venido a Villa Independencia que ha sufrido la destrucción, la violencia del incendio y queremos de esta manera expresar nuestra cercanía, nuestro compromiso con la comunidad y sobre todo con esta comunidad que ha sido muy afectada por lo que fue el incendio, entonces también es un compromiso con esta comunidad”.



Jazna Villarroel, directora de Pastoral PUCV, indicó que “este hito es importante para la Pastoral porque surge de un proyecto de voluntariado que tienen los estudiantes, proyecto Misión Verde es un proyecto que trabaja con el tema del Laudato Si´, la problemática socio ambiental y también de los consejos pastorales y su interés por querer vincular el trabajo de la universidad con la diócesis y celebrar el Centenario tanto de la diócesis y de la universidad. En este contexto surge este proyecto que es el de plantar 100 palmas a lo largo del territorio diocesano en el transcurso de esta celebración entre la diócesis y la universidad que eso termina en 2028, con un árbol que es nativo, que está arraigado en la diócesis, queremos impulsar esto también como un signo de esperanza, como esperanza en el crecimiento lento, la constancia y la perseverancia que hay que tener para que esto pase. La palma que acabamos de dejar tiene 4 años recién y vamos a verla grande en el próximo bicentenario, así que es un crecimiento muy lento, tenemos que ser muy pacientes también para verlo”. Además, añadió que “elegimos este lugar porque es signo de la esperanza de la reconstrucción posterior al incendio así que también es un lugar muy significativo para nosotros, donde el mismo proyecto de Misión Verde estuvo trabajando en la remoción de escombros y en la limpieza de algunos terrenos entonces le da continuidad a algo que ya veníamos trabajando y fortaleciendo a lo largo del tiempo”.
Acerca del rol de los jóvenes en este trabajo, destacó: “Es significativo que sean jóvenes, estudiantes, que están movidos por su fe, por su convicción también de que hay que construir una Iglesia, de que la construimos día a día juntos en sinodalidad así que también esa es la importancia de la trayectoria que ellos han tenido. Misión Verde está en un eje de la pastoral que es el eje misionero y la vinculación con el medio, entonces en ese contexto también potencia esa vocación de servicio que promueve la universidad a través de estas iniciativas estudiantiles que se van desarrollando a lo largo del año”.



En tanto que, el P. Sergio Herrera, párroco de la parroquia Asunción de María y de la comunidad Jesús Sacramentado, expresó que “para nosotros ha sido tremendamente significativo que esta instancia comience aquí en Villa Independencia, en la capilla Jesús Sacramentado, justamente porque es uno de los lugares donde más se ha sufrido puntualmente a raíz de este incendio que ocurrió en 2024, y justamente en este tiempo que tanto la diócesis como la universidad están celebrando sus respectivos centenarios y en medio del Jubileo de la Esperanza al que convocó el Papa Francisco para este año, entonces a nosotros nos trae una gran alegría dentro del dolor, por supuesto, dentro de las dificultades que nos han tocado atravesar, que se haya pensado dar inicio a este proyecto justamente aquí, es un signo muy potente, un signo muy bello también de que estas instancias, la universidad, particularmente que ha estado prestando ayuda incansable posteriormente al incendio, hayan elegido nuestra comunidad para este signo, esta concreción, podríamos decir visible, de este hito y además como compartía Fray Cristian Eichín en sus palabras la palma siempre ha sido un símbolo de victoria para el cristianismo entonces tener este ejemplar aquí es un signo justamente de esto, de a pesar del dolor, de las dificultades, es Cristo quien vence, es Cristo quien tiene la victoria final en nuestra vida, en el mundo y sobre el mal”.
Además, recordó el apoyo brindado por la casa de estudios desde la tragedia: “La universidad desde el primer momento del incendio ha estado presente, prestando su disposición y colaboración, puntualmente ellos nos colaboraron posteriormente al incendio haciendo una evaluación técnica de las instalaciones de muros puntualmente que nos quedaron en pie aquí en la capilla y en segundo lugar realizando un taller de acompañamiento espiritual para la comunidad afectada, para los vecinos, para los miembros de nuestra capilla y esa instancias, esos espacios han sido tremendamente importantes también para nosotros”. Además, reflexionó sobre el rol de los jóvenes en este trabajo de reconstrucción material y espiritual de la comunidad: “es significativo ver a los jóvenes que son estudiantes de la universidad y que muchas veces se vinculan a la fe desde estos otros proyectos de solidaridad, de vinculación con el medio, de voluntariado, donde uno de alguna manera también tiene la oportunidad de ir sembrando la fe, sembrando ese sentir más sencillo desde nuestra identidad católica también y que la universidad por supuesto la tiene”.



Elisa Moreno, de la comunidad de la capilla Jesús Sacramentado, manifestó que “todo esto ha sido muy emocionante porque fuera de ver que nos traen un regalo es lo que significa en sí: recordar al Papa Francisco que él como nos decía y nos recordaba siempre lo de este techo común, casa común, por un proceder quizás egoísta mío cómo perjudico al resto de mi gente, de mi comunidad y del mundo entero, entonces nos hace pensar en tantas cosas pequeñas que hay en desperdicio de agua, en quizás no aprovechar todos los recursos que nos va entregando la misma tierra, no es tan sólo un pecado social sino que va más allá, va a un compromiso cristiano”. Además, agregó que “siempre los estudiantes han estado al lado de nosotros con ideas nuevas, innovadoras, que nos van llevando, nos van motivando porque uno llega a un estado en la vida en que quizás quiere quedarse tranquilo, pero eso no es la vida y ellos nos inyectan esa energía, el saber que nos están dando nuevas vitaminas para continuar”. María Jeannette, de la misma comunidad, agregó que “mis sentimientos en este momento es de mucha emoción de haber recibido este regalo y sobre todo que fue la primera palma de las 100 fuimos nosotros los privilegiados de recibir la primera palma, así que qué más le puedo decir, estoy súper emocionada, contenta y feliz, y esa palma nos va a dar una esperanza después de haber vivido todo lo que vivimos amargamente con el incendio ahora el Señor nos está dando una esperanza, una ilusión de vida, de salud y lo que más necesitamos en este momento es alegría y eso fue lo que sentimos este día, una alegría inmensa y gigante”.
Martina Sánchez, estudiante de Contador Auditor en la PUCV, destacó que “para mí es muy significativo acompañar a las familias en esta situación que ya fue hace un año, pero pareciera que pasó ayer, ¿no? Y lo he hecho también a través de algunos talleres que ofreció la universidad y por lo mismo me parece muy importante seguir hoy día aquí haciendo presencia con los vecinos y vecinas de la Villa Independencia. Los vecinos nos siguen recibiendo con los brazos abiertos, a pesar de todo lo que han pasado, estamos muy agradecidos de la oportunidad que ellos nos dan de poder acompañarlos en todo esto”.



El Delegado Episcopal para el Desarrollo Humano Integral, Diácono Leonardo Córdova, expresó que “en el contexto del centenario de la diócesis de Valparaíso es un signo de esperanza a pesar de la adversidad, a pesar del dolor que ha sufrido una parte muy importante de nuestra diócesis, el 30% de la población de Viña del Mar se vio afectada directamente por el incendio, ver cómo hoy día esas poblaciones, esas mismas familias que forman parte también de nuestra iglesia se levantan y levantan una palma en signo de esperanza, en signo de que es Dios quien tiene la última palabra, el Señor acompaña la vida de nuestras comunidades, es también motivo de júbilo en este Jubileo del centenario”. Además, reflexionó sobre el trabajo que el Obispado de Valparaíso a través de la Pastoral Social Caritas Valparaíso, realiza día a día con las comunidades damnificadas: “Más que un acompañamiento, es un permanecer en el territorio. Cuando yo me dirigí a la gente les hablaba de lo que nos ha tocado, lo que hemos vivido porque nosotros como expresión de la Caritas en la Iglesia hemos y seguimos estando en territorio con nuestros proyectos, con nuestro acompañamiento, entonces es un estar permanente y que hoy día también en este momento de alegría cuando compartimos este signo de vida, la vida en una palma que en los próximos 200 años va a crecer, va a crecer hermosa para que las próximas generaciones den cuenta de este hito, el pueblo de Dios siempre en movimiento es capaz de levantarse”.
El Delegado Episcopal para la Educación, José Ignacio Latorre, manifestó que “ha sido muy interesante el poder participar hoy día de este momento donde la palma es un signo de esperanza en contexto de mucha desesperanza como lo fue el incendio, es un brote que da mucha energía y valor de esperanza para toda esta comunidad y para la iglesia diocesana también”.




















































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