En el marco del Centenario y para celebrar la colaboración entre la Diócesis de Valparaíso y la Diócesis de Incheon de Corea del Sur, se realizará eucaristía en honor a San Andrés Kim Taegon, primer sacerdote y mártir de Corea.
Este sábado 5 de julio a las 12:30 hrs, se celebrará en la Iglesia Catedral de Valparaíso una Misa en honor a San Andrés Kim Taegon, primer sacerdote y mártir de Corea. La celebración se enmarca en las actividades del Centenario de la Diócesis de Valparaíso y busca ser un signo de apertura y comunión con la Iglesia universal.
La Eucaristía será una oportunidad especial para agradecer a la Diócesis de Incheon de Corea del Sur, su disponibilidad para enviar en un futuro a sacerdotes de ese lugar a servir a nuestra Iglesia de Valparaíso. En este sentido, el Pbro. Appia Lee ha sido el primer sacerdote que ha sido enviado a colaborar generosamente al llamado misionero de servir pastoralmente en nuestra Iglesia local.
¿Por qué el 5 de julio se celebra en Corea a San Andrés Kim Taegon?
La Iglesia coreana celebra esta fiesta el 5 de julio porque en esa fecha, en 1925, el Papa Pío XI beatificó a San Andrés Kim Taegon, a su padre Ignacio Kim y a otros mártires coreanos. En 1949, el Papa Pío XII lo proclamó patrono del clero coreano, motivo por el cual se estableció esta fecha como su fiesta litúrgica propia en Corea.
¿Y por qué también se conmemora el 20 de septiembre?
Posteriormente, el Papa San Juan Pablo II canonizó a San Andrés Kim Taegon y a otros 103 mártires coreanos el 6 de mayo de 1984. Desde entonces, el 20 de septiembre se celebra su memoria conjunta en toda la Iglesia universal.
Un signo de comunión entre Iglesias
La figura de San Andrés Kim Taegon, profundamente arraigada en la historia de la Iglesia en Asia, se transforma hoy en un puente espiritual y pastoral entre la Iglesia coreana y la chilena. Su testimonio de fe y entrega, incluso hasta el martirio, inspira a los creyentes de todo el mundo a vivir con valentía el Evangelio.
La Diócesis de Valparaíso invita a toda la comunidad a participar en esta Misa, como signo de comunión entre Iglesias, de gratitud por la entrega de tantos misioneros, y de apertura a la universalidad de la fe que celebramos juntos en este año centenario.
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