Cientos de jóvenes expresaron su opinión sobre lo que estamos viviendo en el país

Cientos de Jóvenes de comunidades parroquiales, de movimientos y de colegios aceptaron la invitación de la Pastoral Juvenil Diocesana y se congregaron en el Santuario Purísima de Lo Vásquez a vivir una peregrinación acorde a lo que necesitamos en estos momentos. Hubo mucho diálogo, escucha, reflexionar sobre lo que queremos para nuestro país, para nuestra Iglesia y cómo colaborar como cristianos en este momento.

 

Durante la jornada se realizó un trabajo por comunidades en las que los jóvenes reflexionaron sobre lo que estamos viviendo como país, los desafíos para nuestra Iglesia en este contexto y lo que esperan realizar para tener paz y justicia en nuestro país.

 

Jóvenes expresan su opinión

 

En el plenario, los grupos compartieron la reflexión y elaboraron carteles con sus manifiestos. Algunas de sus reflexiones son: Tener un rol más activo, ser el eje de cambio de la sociedad, estar más cerca de las personas afectadas, participación en encuentros de diálogos, apoyar a quienes están sufriendo y, sobre todo, responder a qué haría Cristo en mi lugar.

 

“A partir del estallido social se debe plantear un verdadero cambio en nuestra comunidad, en nuestra forma de construir la Iglesia que nosotros queremos. La principal manera de hacer esto es hablar como comunidad y transmitir esto a nuestros guías u obispos donde el principal cambio también debe ser desde la gente que nos gobierna, que cambien su forma de tomar las decisiones que incluyen a todo el pueblo. Como jóvenes debemos ser el eje de cambio de nuestra sociedad sin tener miedo a hablar, de manifestar lo que nos parece injusto” Colegio Rubén Castro.

 

“Ser una Iglesia en las calles, escuchando a las personas, más cercana, estar al lado de la gente, que la Iglesia de ejemplos de austeridad, la jerarquía debiera estar interviniendo con las autoridades políticas, como era hace años cuando se le escuchaba, porque no siempre las autoridades toman las decisiones bajo la mirada de Cristo” Parroquia Santa Teresita del Niño Jesús de Quillota.

 

“Tenemos que apoyar a los niños con los que trabajamos, ya que durante toda la semana están viendo violencia y cuando llegan los sábados a distraerse, hay que apoyarlos. Pocos obispos, sacerdotes se han posicionado y hablado. Necesitamos que ustedes como líderes hablen, digan lo que pasa y sean mediadores. Necesitamos que la Iglesia se muestre, la Iglesia del pueblo”, Parroquia Santa María Madre de la Iglesia, El Sol, de Quilpué.

 

“Los jóvenes no podemos esperar a que nuestros pastores tomen la iniciativa, nos toca a nosotros hacernos cargo e involucrarnos. No porque la Iglesia esté cuestionada nosotros no podemos participar de lo que está pasando en nuestra sociedad” Parroquia Nuestra Señora de Los Desamparados de Quillota.

 

El bien común es nuestro objetivo

 

En la homilía, en un primer momento diversos grupos expresaron sus conclusiones de los reflexionado en la mañana. Toda esta información será entregada en la Asamblea Diocesana que se efectuará el 30 de noviembre.

 

“Le falta a la Iglesia manifestación más masiva. Que la autoridad eclesiástica esté presente. Importante la unión de las comunidades para realizar actividades de manifestación, ya sean marchas de apoyo, cabildos, asambleas, etc. Que la Iglesia organice una red de voluntariado que apoye a todos los afectados por la violencia que se ha visto en el país, sin hacer distinciones” Jóvenes sin Fronteras, Parroquia Asunción de María de Achupallas.

 

“¿Qué haría Cristo en nuestro lugar? Estaría frente al pueblo luchando por las desigualdades. Nosotros como jóvenes de Iglesia, queremos que nos escuchen que se abran las instancias para ser escuchados, siempre caemos en el juicio que la gente mayor de la Iglesia nos dice ustedes no saben nada porque son muy jóvenes. Que se abran las instancias para hablar de la lucha social que se está dando ahora y que nosotros como jóvenes podamos mostrar lo que estamos pensando”, Pastoral Juvenil Estigmatina.

 

“Tenemos que dar nuestra opinión, salir a marchar. Nos molesta la poca participación de las autoridades de la Iglesia en este movimiento. Los inicios de la Iglesia fueron sociales, Jesús acogía a los enfermos, a los leprosos, a los excluidos de la sociedad. Ahora los excluidos de la sociedad son los que hacen desmanes y no tenemos que seguir discriminándolos, más de lo que ya están. No queremos que los obispos y sacerdotes estén en la calle, o que hagan la pega que tiene que hacer el Gobierno, sino que se manifiesten también, porque muy pocos obispos y sacerdotes han dicho algo al respecto y eso es lo que nosotros buscamos. Creemos que es el momento de luchar de la mano de Jesús y de ustedes, creemos que ustedes deben acompañarnos en esta lucha, que vengan con nosotros y sigamos participando en esto. Tenemos que hacernos parte de lo que está pasando” Cruzada Eucarística de la Parroquia Santa María Madre de la Iglesia, El Sol, de Quilpué.

 

“Nos sentimos un poco decepcionados, porque sentíamos que nuestros líderes no habían estado a la altura de la situación que estamos viviendo y habían estado muy ausentes, muy callados, y cuando aparecieron las declaraciones, fueron para lamentar situaciones de violencia en torno a los saqueos, destrozos de la Catedral, pero no yendo al fondo que es esta crisis en Chile que tiene que ver con injusticias que se vienen acarreando desde hace años. Valoramos mucho el trabajo que hacen los sacerdotes y también el obispo, pero no estamos en posición de esperar que ustedes tomen la iniciativa, sino que la vamos a tomar nosotros. Sin justicia no habrá paz, queremos una paz de verdad. No es una invitación es nuestro deber”, Pastoral Juvenil de Quillota.

 

Luego de escuchar y agradecer el parecer de los jóvenes, don Pedro Ossandón, Administrador Apostólico de Valparaíso, en su homilía, recordó la visita de San Juan Pablo II a nuestro país el año 1987 a través de tres frases: “Les dijo a los jóvenes en el Estadio Nacional ‘No tengan miedo de mirarlo a él’. Cristo es el amor de Dios hecho carne, Cristo te transmite su propia vida, su espíritu santo. En segundo lugar, en su discurso en la Organización de los Estados Americanos, la OEA, el Papa dice ‘Los pobres no pueden esperar’, palabra de la más urgente actualidad. Por último, en la Misa en el Parque O’ Higgins, al final de la Misa se produjo una violencia muy grande, estábamos en tiempos de dictadura, en tiempos muy conflictivos. Ahí San Juan Pablo II, se arrodilló y mirando a Jesucristo con fuerza gritó ‘El Amor es más fuerte’”.

 

“El amor es el que nos enseña la cultura del encuentro, del diálogo como instrumento eficaz para descubrir las causas de las injusticias sociales y encontrar juntos las soluciones para construir un Chile más justo, fraterno y solidario. Me alegra mucho que ustedes asuman un compromiso activo, porque también somos Iglesia todos los bautizados. Todos los chilenos y las instituciones tenemos que estar en primera línea. Que nadie tenga la vanidad de decir yo tengo la solución porque conozco las causas”.

 

“Hoy nosotros queremos en un diálogo social, en un pacto social, con participación ciudadana, con pleno respeto al Estado de derecho, con un diálogo que sea fruto de una amistad cívica que nos permita hacer un discernimiento y todos comprometidos con la solidaridad, el amor a Cristo que nos lleva a construir la justicia de Dios”

 

“Así como hemos hecho asambleas en los ocho decanatos queremos recuperar una tradición que ha existido en la diócesis de Valparaíso de hacer Asambleas de pastoral de jóvenes, jóvenes que tienen la palabra de Cristo en su corazón, la fuerza del Espíritu Santo para que, aprendiendo a dialogar en esta cultura del encuentro, juntos hagamos lío, como dice el Papa Francisco. Juntos salgamos de esta Iglesia cómoda, apoltronada, que se busca a sí misma para ser una Iglesia en la calle. Lío para cambiar las injusticias sociales por este camino del encuentro y de la amistad cívica, respetando el estado de derecho y comprometiéndonos todos por el bien común. El bien común es nuestro objetivo, el bien de todos y en primer lugar de los más pobres”.

 

“La Virgen María nos enseña a dialogar, que ella nos ayude a ser dialogantes, comunitarios y comprometidos con el bien común”.

 

 

    

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