Queridos profesores y profesoras:

 

En este día y en este tiempo tan especial en que se celebra el Día del Profesor(a), envío un sincero y agradecido saludo a todos aquellos hombres y mujeres que abrazan esta noble vocación y profesión.

 

En estos complejos tiempos se ha demostrado nuevamente la generosidad y la vocación de cada uno de ustedes, trasladando las aulas a sus propias casas con todas las dificultades que esto implica para sus familias, en poco tiempo han tenido que reinventarse en esta nueva forma de educar y entregar sus contenidos, todo esto lleva a un estrés adicional pero que al final de la jornada se transforma en la satisfacción de la tarea realizada.

 

Lamentablemente también en este tiempo hemos constatado con mayor crudeza la disparidad en las oportunidades educativas y tecnológicas que existen en nuestro país; ciertamente tenemos una deuda pendiente como sociedad con todos nuestros niños y jóvenes sin exclusión.

 

El Papa Francisco nos motiva y regala su mensaje en estos días:

 

“La educación es sobre todo una cuestión de amor y responsabilidad que se transmite de generación en generación. La educación, por lo tanto, se propone como el antídoto natural a la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y a la primacía de la indiferencia. Nuestro futuro no puede ser la división, el empobrecimiento de las facultades de pensamiento y de imaginación, de escucha, de diálogo y de comprensión mutua. Nuestro futuro no puede ser éste. Hoy en día se necesita una etapa renovada de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad”

 

Con Jesús en el timón de nuestra barca podremos enfrentar estos desafíos y sortear las olas y el viento que a veces nos azotan en contra y parecen insostenibles; con Jesús que nos enseña y aconseja podremos descubrir los caminos que debemos seguir, aunque a veces son tan duros y ásperos; con Jesús que nos sana y salva tendremos la fuerza para no claudicar y continuar en la tarea a pesar de nuestras debilidades, con Jesús que nos ama hasta el extremo nuestro corazón desbordará el amor que cambiará el mundo, especialmente el mundo interior de nuestros alumnos.

 

Los animo a continuar su servicio con alegría, entusiasmo y renovado compromiso siempre tomados de la mano de nuestro Maestro y Señor Jesús, pues de su trabajo y vocación depende en gran parte que nuestros niños y jóvenes puedan responder a los desafíos presentes y futuros de un país y un mundo más humano y solidario.

 

 

Gracias por todos sus esfuerzos, gracias por su vocación, gracias a los maestros de ayer, hoy y mañana.

 

Que Dios los bendiga y proteja a Uds. y sus familias,

 

Pbro. Erwin Prieto López

Vicario Episcopal para la Educación

Diócesis de Valparaíso

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