Estimados Hermanos y hermanas:
Se aproxima Navidad, y sabemos que ésta es muy distinta a las que seguramente cada uno ha vivido en su historia. De seguro hemos experimentados muchos sentimientos que oscurecen la vida. Ha sido un año de duelo por las distintas pérdidas. La pandemia ha arrebatado a muchos un ser querido, el trabajo, los abrazos, los encuentros, la esperanza, la vida comunitaria presencial y tantas cosas que son importantes y que animan la vida.
A pesar de todo, se puede observar a través de muchas ventanas, luces multicolores danzando alegremente, quizás concretando en esas pequeñas luces, los sueños y esperanzas de sus habitantes.
La Navidad para muchos tiene un sentido divino, para otros es una tradición familiar, pero sea cual sea la motivación, en cada casa siempre habrá un árbol con un pesebre a sus pies. Este ambiente de fiesta nos hace experimentar profunda alegría, deseos de unidad y de encuentro. Dios hecho niño, silenciosa e imperceptiblemente, penetra en los dobleces del alma y provoca tantas sensaciones que nos hacen apreciar el don de la vida y de la familia en toda su plenitud.
Como Comisión de Pastoral Familiar, queremos invitar a todas las familias a vivir momentos de encuentro a la luz del pesebre. Ojalá podamos fijar nuestra mirada y penetrar en lo más profundo del hogar de la Familia de Nazareth buscando en esa vivencia de amor que nos provoca.
Imaginemos a José el hombre salvador de su familia, avivar con ternura el fuego especialmente para nosotros, para recibirnos en su inesperado pero cálido hogar, para entibiar nuestros corazones, quizás congelados por el miedo y la desesperanza. Miremos a María abrir su manto para acogernos y abrigarnos en su regazo junto a su hijo Jesús, y en este abrazo tierno y cálido, llenarnos del Espíritu Santo, como sucedió con su prima Isabel, y así sanar nuestros corazones, renovar energías y seguir adelante unidos como familia.
¡¡Feliz Navidad!!
Comisión de Pastoral Familiar de Valparaíso
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