Presbíteros de la Diócesis de Valparaíso vivieron su retiro anual en el Pontificio Seminario San Rafael de Lo Vásquez

Retiro fue predicado por el P. Fernando Tapia, de la Arquidiócesis de Santiago.

Entre el 11 y el 15 de marzo los sacerdotes de la Diócesis de Valparaíso se reunieron en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael de Lo Vásquez para su retiro anual. Allí, pudieron desarrollar una semana de ejercicios espirituales a cargo del P. Fernando Tapia, de la Arquidiócesis de Santiago, quien los invitó a entrar en su mundo interior para reflexionar a partir del Evangelio y de documentos eclesiales sobre su vida ministerial y de esa forma también poder interiorizar el proceso que cada uno vive en su parroquia y comunidad.

El P. Fernando Tapia agradeció la invitación, destacó el compromiso del clero de Valparaíso por participar en la iniciativa y reflexionó acerca de la importancia de darse este espacio para rezar: Es muy importante para nosotros como sacerdotes dejarnos un espacio libre, tranquilo, silencioso, para poder procesar tantas cosas que estamos viviendo. Yo estaba muy consciente de que aquí muchos sacerdotes estaban bastante afectados por los incendios, muy preocupados por las familias que habían sufrido, entonces eso yo también lo tomé en cuenta pero a la vez tenían claro que hay que darse un espacio para procesar todo esto, para pensarlo, para ver la presencia de Dios aún en medio de tanto dolor porque también la solidaridad que se ha mostrado, el mismo cuidado que los sacerdotes han tenido de las familias muestran que en medio de todo este dolor sin embargo el Señor está presente generando esperanza”.

Finalmente, el P. Winstor Hardy, Delegado Episcopal para el Clero y Rector del Pontificio Seminario Mayor San Rafael, agradeció la disposición de los sacerdotes a participar del retiro y también resaltó su importancia para la vida ministerial: “Esta instancia se da todos los años para que los presbíteros tengamos un espacio de encuentro con Jesucristo, de reencuentro entre nosotros, se da un momento de harta fraternidad, de conversación, de poder compartir la vida y renovarnos, para así enfrentar la etapa de Cuaresma que nos queda y la hermosa Semana Santa que se nos avecina. Es un momento de especial renovación espiritual y humana para seguir sirviendo a las comunidades”.

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