Reflexión Evangelio

Domingo 17 de noviembre, 33° durante el año

Mc 13, 24-32

Por: P. Ramón Tapia, Diócesis de Valparaíso

DOMINGO 33 CICLO B. San Marcos 13,24-32.

SE VERÁ AL HIJO DEL HOMBRE VENIR SOBRE LAS NUBES LLENO DE PODER Y DE GLORIA

El Señor ha venido, se ha hecho uno de nosotros, ha compartido en toda nuestra existencia, menos en el pecado, pero hoy nos dice que vendrá con gloria y poder. En la primera venida vino en la pequeñez, en la humildad de nuestra carne. El Señor en su primera venida  se anonadó, se rebajó a la condición humana; nació, vivió como un ser humano cualquiera, compartió nuestra existencia en todo menos en el pecado.

Pero  hoy la Palabra del Señor nos dice que en su Segunda Venida vendrá con poder y gloria.  Vendrá a recapitular la historia humana, la personal y la de toda la humanidad. Por eso en la Misa decimos: anunciamos tu muerte Señor, proclamamos tu resurrección, Ven Señor Jesús. Esta es la esperanza del cristiano. Es el anuncio del Señor. Creemos en la vida eterna.

Cuando en la oración, en un retiro, en un momento de gracia hemos experimentado el Amor del Señor, su paz, su misericordia nos queda la nostalgia de querer experimentarlo más seguido, sentirlo por más tiempo. Deseamos que este momento dure más tiempo. Nos dice el Papa Benedicto: (SS2) “Podemos solamente tratar de salir con nuestro pensamiento de la temporalidad a la que estamos sujetos y augurar de algún modo que la eternidad no sea un continuo sucederse de días del calendario, sino como el momento pleno de satisfacción, en el cual la totalidad nos abraza y nosotros abrazamos la totalidad. Sería el momento del sumergirse en el océano del amor infinito, en el cual el tiempo –el antes y el después– ya no existe. Podemos únicamente tratar de pensar que este momento es la vida en sentido pleno, sumergirse siempre de nuevo en la inmensidad del ser, a la vez que estamos desbordados simplemente por la alegría. En el Evangelio de Juan, Jesús lo expresa así: « Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría” (SS 12)

EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, MIS PALABRAS NO PASARÁN

Todo pasa, las cosas van pasando, no son estables. Los grandes imperios, los grandes del mundo desaparecen. Las cosas de la tierra son pasajeras, no tienen eternidad, no tienen duración eterna. También las ideas políticas, las filosofías son pasajeras. Por eso nos aferramos sólo a las palabras del Señor que no pasarán .Las palabras del Señor no pasan, traspasan los siglos, traspasan las personas. Sus palabras tienen vigencia hoy para todo ser humano. Escuchar su Palabra nos ayuda a discernir nuestro hoy, nuestro presente.

Nos dice el Papa Benedicto: “La Iglesia vive con la certeza de que su Señor, que habló en el pasado no cesa de comunicar hoy su Palabra en la tradición viva de la Iglesia y en la Sagrada Escritura” VD 18

Por eso nos invita a que en nuestra vida “La Biblia no quede como una Palabra del pasado, sino como algo vivo y actual” VD 5 Estas palabras de Jesús no pierden actualidad porque son”una respuesta a nuestros interrogantes, un ensanchamiento de nuestros propios valores y, a la vez, como una satisfacción de las propias aspiraciones” VD 23

Estamos viviendo el bello mes de nuestra Buena y cariñosa Madre la Virgen María. Nos dice el papa Francisco: “Conversar con ella nos consuela, nos libera y nos santifica. La Madre no necesita de muchas palabras, no le hace falta que nos esforcemos demasiado para explicarle lo que nos pasa. Basta musitar una y otra vez: Dios te salve María…”

SS: Spe salvi. VD: Verbum Domini

Por: P. Julio González C., Pastoral de Espiritualidad Carmelitana.

TRIGÉSIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

(Año par. Ciclo B)

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos estas lecturas del próximo domingo, Día del Señor:

Lecturas bíblicas:

a.- Dn. 12,1-3: Entonces se salvará tu pueblo.

b.- Hb. 10,11-14.18: Con su ofrenda Cristo, santificó, a su pueblo.

c.- Mc. 13,24-32: Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos.

– “Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder” (Mc.13,26s).

El evangelio nos habla de la segunda venida en gloria del Hijo del Hombre (vv. 24-27), y la parábola de la higuera sobre valor perenne de la palabra de Jesús (vv. 28-32). Nos encontramos en el discurso escatológico de Marcos, donde habla de la venida del Hijo del hombre, acompañada del cosmos que apagará sus luces, ante la inminencia de la luz y el poder que viene despuntando. Esta manifestación del cosmos será lugar del encuentro de los elegidos y su dimensión vertical que toca el cielo y la tierra; la oscuridad estará al servicio de la transformación de la realidad. La venida del Hijo del hombre consta de la desintegración y destrucción del cielo y la tierra (vv.24-25), la manifestación del Hijo del hombre y la reintegración del cielo y la tierra (vv. 26-27). En el trasfondo, tenemos toda la teología de la apocalíptica judía (cfr. Is.13, 10; 34, 4), con la que cuenta Marcos, a la hora de establecer esta visión pública y universal para el futura, ya que Jesús se identifica con la figura del Hijo del hombre descrita por el profeta (cfr. Dn. 7,13-14). El evangelista, pone a Jesucristo, como centro del universo, y no a los dioses paganos, entre el cielo y la tierra con poder y gloria. Se recupera lo humano, como al principio, el cielo y la tierra, los vientos, con un trasfondo de reconciliación, de un nuevo comienzo. Día y hora poco importan si está disposición interior para estar de pie en el Juicio, fruto de haber trabajado la salvación.

– “De la higuera aprended…El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mc.13, 28ss).

En un segundo momento, tenemos la parábola de la higuera (vv. 28-32), que habla de cómo reconocer los signos y cuando sucederá esto. Jesús destaca los brotes de la higuera, es decir, la inteligencia de saber, conocer e interpretar que viene el verano, la sucesión del tiempo y sus ciclos. La pedagogía de Jesús consiste en introducir lo extraordinario y trascedente en lo ordinario y cotidiano de la vida, como son las verdades últimas. La mirada es de conjunto, más que de causa efecto, de los signos hasta llegar a la madurez, la plenitud.  Las hojas de la higuera anuncian frutos, es decir, un final, que es un comienzo: “Cuando veáis que suceda esto, sabed que ÉL está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda” (v.29). Jesús y los suyos tenían conciencia de la proximidad del final, pero ante todo ese futuro, sólo se puede confiar en la veracidad y eficacia de la palabra de Jesús. La verdad de todo cuanto acontecerá se centra en la persona de Jesús. Poseemos la salvación que Cristo Jesús nos dejó, y que el Espíritu Santo, actualiza por su acción, es el “Sí” de la economía de la salvación, en el tiempo de la Iglesia, que mientras tanto, espera vigilante, evangeliza a los hombres y les enseña cómo Jesucristo está siempre viniendo a su vida, hasta que lo haga en forma definitiva en majestad y gloria sobre las nubes del cielo.

Lectura mística de la Doctora de la Iglesia Santa Teresa de Jesús, nos exhorta a la perseverancia en la fe hasta el final con estas palabras: “Será gran cosa a la hora de la muerte ver que vamos a ser juzgadas de quien hemos amado sobre todas las cosas” (Camino de perfección 40,8).

Visto 22 veces,  2 vistas hoy