Una experiencia fraterna y renovadora tuvieron los más de 30 diáconos permanentes de la Diócesis de Valparaíso que realizaron sus ejercicios espirituales junto a Monseñor Mario Salas.
Desde el jueves 16 al domingo 19 de enero, se realizó el retiro anual de los diáconos permanentes en la Casa de Emaús, ubicada en la comuna de Olmué. El retiro fue predicado por el Obispo Auxiliar de la Diócesis, Monseñor Mario Salas, y el tema central que guió la jornada fueron los lineamientos del documento final del Sínodo de la Sinodalidad, que invita a toda la Iglesia a vivir la comunión, participación y misión.
Según el Delegado para los Diáconos de la Diócesis, Diácono Fernando Mercado, el retiro fue profundizando sobre los cinco grandes puntos que el documento sinodal expone: “El corazón de la sinodalidad”, llamados por el Espíritu Santo a la Conversión; “En la barca juntos”, sobre la conversión de las relaciones; “Echar la Red”, la conversión de los procesos; “Una pesca abundante”, la conversión de los vínculos; “También yo los envío”, formar un pueblo de discípulos misioneros.
También el Delegado para los Diáconos se refirió sobre esta importante experiencia para el diaconado de la Diócesis: “El retiro se desarrolló en un contexto de mucha fraternidad y hubo muchos momentos de reflexión, como también momentos de encuentro personal con el Señor, en tanto en las misas, como en los periodos de adoración eucarística. También en este retiro, especialmente en las comidas pudimos profundizar el mensaje del Papa Francisco, leyendo la Carta Encíclica Dilexit, sobre el amor humano y divino del corazón de Cristo. En realidad, este fue un retiro de mucha riqueza, tanto espiritual como humana, por todos los temas que vivimos y meditamos, como también los momentos que pudimos vivir de fraternidad y reunión, fue muy bueno y provechoso“.
Finalmente, más de 30 diáconos pudieron ser parte de la experiencia de retiro que realizó el diaconado permanente de la Diocesis, acompañándolos para reforzar su ministerio y servicio a la Iglesia, de la mano de Monseñor Mario Salar y motivados por el mensaje central del documento final del Sínodo de la Sinodalidad.
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