Celebración de las Bodas de Oro como religioso del Padre Justo Pastor Salvo

El sábado 28 de febrero a las 19.30 horas la comunidad de Recreo representada por dirigentes, miembros de la Junta de Vecinos del Sector y otras organizaciones sociales, los hermanos que participan en los diferentes movimientos y pastorales de nuestra parroquia celebró en el templo parroquial de San Miguel, la misa por los 50 años que cumplió el Padre Pastor Salvo Beas como Religioso Capuchino donde asistieron alrededor de unas 180 personas.

Al iniciar la Eucaristía el padre Pastor agradeció a los concurrentes la presencia y los saludos que le habían hecho llegar desde el mismo 24 de febrero, día de su celebración, pero como él estaba en retiro, se debió postergar el festejo comunitario.

Señaló como muy importante celebrar estos 50 años de Servicio al Señor, porque lo ama y quiere seguir sirviéndolo con su vida. Sólo el Señor sabe si lo ha hecho bien o mal. Pero ha dado todos sus esfuerzos en servirlo bien. Y de eso es testigo la comunidad de San Miguel.

Al finalizar la misa, también agradeció la presencia del Padre Juan Nahuel, hermano Capuchino que fue su Maestro de Novicios cuando el Padre Pastor junto a 8 hermanos ingresa al noviciado en febrero del año 1964, para profesar sus votos simples el 24 de febrero de 1965.

Terminó la Eucaristía con un aplauso al Padre Pastor Salvo y con la invitación a toda la comunidad a compartir un refrigerio como parte de la conmemoración.

A continuación les compartimos el texto de la homilía del Padre Pastor:

Génesis 22,1-2.9-13.15-18: La prueba de fuego de Abraham. No se justifican los sacrificios humanos, sino se resalta la fe heroica de Abraham, quien demuestra el respeto que tiene a Dios. Los Padres de la Iglesia ven en esto un anticipo del sacrificio de Cristo.

Romanos 8,31-34: Himno al amor de Dios: El no perdonó a su propio Hijo, sino lo entregó por nuestra salvación.

Marcos 9,2-10: la transfiguración de Jesús es presentada como una epifanía-manifestación del Mesías, lo que realmente es y será en el futuro.

1.- En la vida muchas veces tenemos que pasar y experimentar pruebas difíciles, extremadamente difíciles, como la muerte inesperada de un ser querido, una noticia desagradable, etc. Ante estas situaciones es normal que se titubee, se dude y hasta se “pierda” de alguna manera la fe.

Abraham pasó por una de estas pruebas, ya que se le pide algo que va contra todas sus expectativas. Después de haber obtenido el hijo de la promesa, ahora se le pide que lo sacrifique. En el fondo se le está pidiendo que sacrifique sus expectativas, sus sueños, sus esperanzas…todo. Y él obedeció a Dios; fue un hombre de fe: creyó más allá de sus expectativas.

En la primitiva comunidad cristiana esta escena era muy querida, ya que venía a reafirmar la fe de esos cristianos continuamente amenazados y perseguidos por su fe. Ellos supieron ver en Isaac un modelo anticipado de Jesús, el Hijo entregado y sacrificado por su Padre.

2.- Justamente la carta a los Romanos quiere resaltar este aspecto. En el capítulo 8 de esta carta se inculca la vida del cristiano en el Espíritu. Su vida está animada por el Espíritu de Dios, por lo tanto se le pide docilidad al Espíritu, el cual viene en nuestra ayuda cuando flaqueamos, cuando la pista se pone difícil. San Pablo nos asegura que todo es para nuestro bien, ya que Dios está de nuestra parte. Y la prueba de ello es que nos entregó a su propio Hijo. ¿Qué más podemos pedir? El amor de Dios por nosotros rompe todos los esquemas.

3.- Teóricamente todos aceptamos esta doctrina. Pero cuando se nos mueve el piso la cosa cambia. En la Iglesia hemos tenido que sufrir terribles pruebas: los escándalos y pecados de algunos ministros, los atropellos a las comunidades cristianas en Siria, en Irán y otros países. Los insultos de la prensa que, bajo una mal entendida libertad de expresión, lanza contra la Iglesia, el Papa, etc.

Por otra parte, como ya veíamos al principio, personalmente sufrimos muchas pruebas que nos hacen tambalear o perder la fe.

4.- Hoy el Señor nos quiere fortalecer, como quiso fortalecer la fe de sus discípulos al mostrarse tal cual es El. Ahí está el punto. Saber ver la realidad, la vida, todo, con ojos de fe. Sé que es fácil decirlo, pero ¡por Dios que cuesta! Tratar de comprender lo incomprensible, lo absurdo. No se trata de justificar lo injustificable, pero sí de comprender que Dios es más que lo que se aparece ante nuestros ojos. San Pablo nos dice categóricamente: “Dios es quien justifica. ¿Quién condenará?”

Puede ser que a veces se presenten momentos muy difíciles para los cristianos. Pienso que el Señor nos pedirá un sacrificio muy grande.

A cada uno de nosotros el Señor nos pide que sacrifiquemos a nuestro hijo, es decir, aquello que más queremos, lo que más apreciamos en nuestra vida. Tal vez sacrificar nuestros proyectos, nuestros sueños.

Sabiendo que es el Señor el que nos da la seguridad, todo lo podemos hacer. En esta Cuaresma ¿qué vamos a sacrificar por amor y respeto a Dios? No olvidemos que este tiempo es para preparar la Pascua, tanto personal como de la Iglesia.

Aquí comenzamos a participar de la Pascua a unirnos a Aquel que por nosotros fue entregado.

Esta homilía la puedes encontrar también en: www.capuchinos.cl

Fuente: Equipo de Comunicaciones Parroquia San Miguel de Recreo 

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