Es la fiesta más importante en términos religiosos en Perú y en Chile la colonia residente ha procurado que también lo sea. En Santiago y Valparaíso cada año se celebra la fiesta del “Señor de los milagros”, fiesta que se celebró en la Parroquia Corazón de María con presencia de cientos de personas, quienes mostraron sus respetos por el patrono de la ciudad de Lima.
En la fiesta, donde el alcalde porteño Jorge Castro incluso cargó la cruz, también se consagra el trabajo que durante todo el año hace el grupo “Hermandad del Señor de los Milagros”, donde él del participa. “La hermandad no solamente representa a todos los migrantes peruanos en Valparaíso, sino que también a todos aquellos que se sienten invitados a participar de esta procesión. Es por esto que formo parte hace más de 10 años en ella y, desde aquí, decirles que hay una linda procesión y que estamos viviendo una verdadera fiesta del Señor de los Milagros”, dijo el alcalde Castro.
La fiesta contó con cientos de asistentes y se extenderá durante todo el mes. El padre Pedro Nahuelcura, párroco de la Iglesia Corazón de María, logró una vez más encantar a los asistentes y acompañó a los peruanos y porteños en la procesión por la ciudad. Colmado de fieles, el cura párroco destacó que “El Señor de los Milagros es una de las devociones más queridas del puerto, porque también es una de las colectividades de migrantes que más tiempo ha durado, junto con la ecuatoriana”. Además, en la homilía, que coincidió en fecha con el Domingo Universal de las Misiones, se llamó a los seguidores “a ir a las periferias de la humanidad, que es la realidad de los migrantes. No sólo pasa en Siria u otros países del mundo, sino que también en Chile se reciben muchos migrantes y no están acogidos como debieran acogerse”.
La conmemoración del Señor de los Milagros se remonta al 13 de noviembre de 1655, cuando un destructor terremoto sacudió Lima y destruyó la mayoría de los inmuebles. Aún así, quedó milagrosamente en pie un muro de adobe que erguía la imagen de Cristo crucificado intacto del desastre.
Fuente: Pastoral Movilidad Humana del Obispado de Valparaíso
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