Con mucha alegría fieles, sacerdotes, religiosas, diáconos permanentes, seminaristas respondieron a la invitación que los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile les hicieron y concurrieron hasta el Santuario de Nuestra Señora Purísima de Lo Vásquez para acompañarlos en la Eucaristía con que celebraron el Año Jubilar de la Misericordia.
Los Obispos se encontraban en Punta de Tralca desde el lunes 25 en un Seminario bajo el título “Para una corresponsabilidad ente los obispos y los presbíteros en el cuidado del ministerio” y en la mañana de este viernes 29 se dirigieron al Santuario de Lo Vásquez en Peregrinación para ganar, como obispos de Chile, la Indulgencia Plenaria del Jubileo.
En la celebración jubilar hubo varios signos. Se inició con la lectura de una de las parábolas de la misericordia. Al llegar a la Puerta Santa del Santuario, en una emotiva ceremonia los obispos fueron invitados por una representante de las comunidades pro vida a persignarse con agua bendita. A medida que se persignaron, los obispos atravesaron la Puerta Santa y se detuvieron al interior del templo. Un representante del trabajo por la justicia social los invitó a besar el crucifijo recordando la entrega total que han hecho a él en este camino del episcopado.
Luego, los pastores avanzaron por el pasillo central del templo mariano y cada uno besó el Evangelio como signo de la fidelidad a la revelación de Jesucristo, contenido en las Sagradas Escrituras y en la tradición de la Iglesia. Luego, los obispos subieron al presbiterio y Mons. Francisco Javier Errázuriz guió la profesión de fe. Una vez concluido este momento, los obispos se dirigieron a la Eucaristía se revistieron y entraron en procesión.
La Eucaristía fue presidida por Mons. Ricardo Ezzati Arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile. En su homilía, destacó que el Papa Francisco nos ha invitado a vivir este año de la Misericordia centrando nuestro corazón en el rostro del Misericordioso, Jesucristo Nuestro Señor. “A lo largo de todo este año, sus pastores hemos vivido junto con todo el pueblo de Dios la experiencia de la riqueza de este año de la misericordia. En cada una de nuestras Iglesias particulares hemos visto cómo esta iniciativa pastoral de nuestro Papa ha dado y sigue dando frutos abundantes de vuelta al Padre. El Año de la Misericordia nos invita a todos a vivir sintiéndonos liberados por el amor del Señor”.
Mons. Ezzati hizo un llamado a todos los fieles a que acompañen a sus obispos y que sean para cada uno de ellos ese signo de la misericordia infinita de Dios. “Acompáñennos con su misericordia, orando, caminando juntos, sintiéndonos juntos una Iglesia Sinodal que camina con el mismo paso ofreciendo al pueblo de Dios, al mundo entero, los dones que el Señor nos ha regalado para ser signo de esperanza y de amor para nuestros hermanos. Gracias por estar aquí con nosotros acompañándonos en este gesto de atravesar la Puerta santa para encontrarnos en el corazón de Jesús y así encontrarnos con la misericordia del Padre”.
También hizo mención a la misión de ser obispos. Debemos ser “obispos misericordiosos con todos, obispos cercanos, pacientes… El ser pastores de misericordia no lo podemos vivir solos porque la Iglesia lo somos en comunión con todos nuestros hermanos”.
Finalizó sus palabras pidiéndole a María, Madre de la Misericordia que anime nuestra esperanza, nuestro propósito de ser una Iglesia cercana y misericordiosa a todo dolor y sufrimiento humano, a toda derrota humana y que ella nos muestre el fruto bendito de su vientre.
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