“Alabado seas mi Señor, por la hermana agua”

Nuestra región en la que se encuentra nuestra diócesis de Valparaíso está viviendo una grave crisis hídrica, consecuencia de la emergencia climática que afecta no solo a la naturaleza, sino a muchas personas y familias de nuestras comunidades. El día lunes 16 de septiembre del presente año nuestra región fue decretada por la autoridad civil como “zona de catástrofe hídrica por sequía”.

Por su parte, el Papa Francisco nos recuerda en su Carta Encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común: “El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos.” (LS 28). Sin el agua la vida no es posible.

Estamos frente a la crisis socio-ambiental que afecta a todo el planeta. Sus consecuencias las estamos viendo en nuestra región y en nuestra diócesis. Es urgente un cambio radical en nuestro estilo de vida, sobre todo en la producción y en el consumo. En otras palabras, una “conversión ecológica” tal como lo señala el Papa Francisco. Por lo tanto, frente a esta grave situación les invito a tener algunos gestos concretos como los siguientes:

1. Asumir personal y comunitariamente el “estado de crisis hídrica en nuestra diócesis”. Esta petición vivirla en el espíritu de lo que el papa Francisco ha declarado hace algunos días atrás: estamos frente a una emergencia climática global que exige de parte de nuestras autoridades acciones de control sobre las emisiones de gases que provocan el calentamiento global.

2. Comprometernos con el ahorro de agua y un buen uso de ella en nuestras empresas, hogares y en espacios comunes.

3. Informarnos, reflexionar y valorar, tanto personal como comunitariamente, sobre el uso del agua para la vida de las personas como para el resto del ecosistema.

4. Celebrar la Misa por diversas necesidades: “Misa para pedir la lluvia” utilizando la oración colecta de dicha Misa en las ferias y los días domingos del tiempo ordinario (cfr. Introducción General del Misal Romano nn. 373 y 374), hasta el tiempo que se estime necesario, exceptuadas las solemnidades, los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua, los días dentro de la Octava de Pascua, la Conmemoración de todos los fieles difuntos, el Miércoles de Ceniza y las ferias de Semana Santa.

5. Incluir en la “Oración Universal”, por el tiempo que sea necesario, la siguiente plegaria:

Para la Oración Universal en Misas:

Pidamos al Padre de bondad,
que nos envíe la lluvia que necesita
Chile y nuestra región
y dé fruto abundante a esta tierra,
para el bien de quienes vivimos en ella.

Y que nos aliente en el trabajo por una sociedad más justa.
Roguemos al Señor.

6. Según las posibilidades del lugar, celebrar procesiones con la intención de pedir la lluvia.

Como diócesis de Valparaíso, que peregrina en Chile, unamos nuestros esfuerzos con la oración confiada a Dios y con el compromiso por el cuidado de la casa común que hoy clama al cielo por las injusticias de nuestra hermana Madre Tierra.

+ Pedro Ossandón Buljevic

Administrador Apostólico de la Diócesis de Valparaíso 

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