Celebramos este fin de semana la Fiesta de la Ascención del Señor. En ella, junto con saludar a los catequistas que forman la fe y dan testimonio del Evangelio en nuestras comunidades, también se recuerda el importante rol que tienen las comunicaciones y quienes trabajan en ellas dentro de la Iglesia.
Este año el Papa Francisco en su mensaje para la 57 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, nos invita a que después de ir, ver y escuchar, podamos ahora hablar desde lo profundo de nuestro corazón. Esta hermosa analogía utilizada en su mensaje guarda un gran desafío, que a veces puede incomodar a quienes trabajamos por el Reino en las diversas iniciativas pastorales y comunicacionales que la Iglesia tiene.
Porque “hablar con el corazón” implica hablar de lo que Dios ha hecho en nosotros; significa mirar nuestra propia realidad y asumir todo lo que en ella habita. Por esa razón, esta invitación del Papa contiene un gran desafío para todos los quieren construir Iglesia desde la verdad, el diálogo, la cordialidad y el amor.
En este sentido, Francisco nos recuerda que la labor comunicacional no es fácil, ni en la vida de la Iglesia ni en la vida personal. Porque más allá de las estrategias o el marketing que podamos utilizar, siempre la verdad se abrirá paso con fuerza propia y al margen de los filtros que ocupemos, lo que verdaderamente sale a la luz es lo que abunda en lo profundo de nuestro corazón.
También el desafío de vivir dispuestos al diálogo y a la cordialidad en el contexto actual, es un ejercicio difícil de realizar y que implica un esfuerzo sobrenatural, que nos ayude en la vinculación con los hermanos incluso cuando no tenemos puntos comunes que comunicar.
En su mensaje, el Papa afirma que una comunicación basada en el amor es el único camino que nos ayudará como Iglesia a vivir la comunión. Por esa razón, la apertura al proceso sinodal que él propone, se inicia con ese diálogo transparente que cada uno debe tener con el Padre Dios y sigue con el reconocimiento de todo lo que tenemos que cambiar.
En medio de las polarizaciones que vive nuestro mundo, en medio de las guerras y divisiones; comunicar cordialmente nos ayudará a cimentar la paz desde la cual se levantará la futura esperanza. Por eso, es necesario que los cristianos podamos asumir el desafío de mirar lo que abunda en nuestro corazón y comenzar un proceso de conversión, para evitar que nuestro lenguaje nos polarice y nos impida seguir el camino del respeto o que nuestra falta de testimonio nos divida y aleje. Por esa razón, sólo desde la verdad podremos comunicar y sólo desde el amor enfrentaremos el desafío de “hablar desde el corazón”, como la única vía para testimoniar y comunicar lo que Dios ha hecho en cada uno de nosotros.
Por Pbro. Sebastián Vásquez, Delegado Episcopal para las Comunicaciones Diócesis de Valparaíso.
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