Cerca de 300 voluntarios del colegio Las Cumbres, de Santiago, misionaron en los sectores de Pompeya Norte, Pompeya Sur y Las Vertientes durante Semana Santa

“Familias Misioneras” del colegio Las Cumbres, de Santiago, visitó a las comunidades damnificadas.

Cerca de 300 misioneros del colegio Las Cumbres, de Santiago, se trasladaron a la V Región para vivir la Semana Santa junto a las comunidades afectadas por los incendios, muchos de ellos inclusive sólo vinieron por el día. Niños, niñas, adolescentes y adultos acompañaron a los vecinos de Pompeya Sur, Pompeya Norte y Las Vertientes.  

El P. Roberto Pinto, párroco de la comunidad San Felipe Neri, de Villa Alemana, indicó: “La comunidad del Colegio Las Cumbres, de Santiago, normalmente viene a hacer misión en Limache y Olmué, pero este año debido a la tragedia decidieron venir a prestar colaboración en las zonas más afectadas por los incendios. Viendo su fuerza y su entusiasmo, los enviamos a los sectores de Pompeya Sur, Pompeya Norte y Las Vertientes donde se coordinaron con los diáconos Fernando Araya y Juan Seguel, y los párrocos de esas comunidades, para celebrar toda la Semana Santa. Se alojaron en la casa de formación de Emaús, en Olmué, donde celebraron el día jueves la Liturgia”. Además, agregó: “Ellos como comunidad educativa llegaron alrededor de 239 personas, de los cuales 100 eran adultos y el resto eran niños o infantes que fueron a hacer misión al sector. El día viernes fue misión puerta a puerta, los niños habían preparado pequeños regalos para entregarlos y después a la tarde hicieron el Vía Crucis. El día sábado estuvieron visitando hogares de ancianos en la zona de Limache y en la tarde hicieron la Vigilia Pascual también de forma simultánea en dos lugares de las zonas afectadas por los incendios. Fue muy bonito para las familias, se fueron muy contentas por este encuentro con el mundo del dolor”.

Además, reflexionó: “Es significativo que durante este tiempo de la tragedia han surgido muchos corazones solidarios, ha surgido la esperanza, me alegra ver a tantas personas que de manera anónima y desinteresada han estado compartiendo con aquellos que lo han perdido todo, es ser testigos de que Jesucristo está vivo”.

Además, destacó el espíritu solidario que brotó ante la catástrofe vivida en febrero: “Frente a la tragedia surge mucha labor solidaria, creo que hemos sido testigos de cómo hay muchos corazones generosos que han compartido sus bienes con aquellos que tienen menos. Pero esto no solo termina en la ayuda material, sino que también ha surgido una pastoral de consolación para ir en ayuda de tantos hermanos y hermanas nuestras que lo han perdido todo. Me he encontrado con mucha gente que sufre depresión por consecuencia del incendio, y hay otros que tienen una capacidad resiliente que han podido reconstruir ya pronto, otros que son más débiles, sobre todo muchos adultos mayores que ya no tienen fuerzas para recomenzar. Entonces hemos de compartir con ellos la esperanza y como Iglesia Católica nos hemos sentido en la responsabilidad, en el llamado evangélico de misionar y compartir el tesoro más grande que tenemos: a Jesucristo vivo que nos consuela, nos anima y nos sostiene, entonces en distintos lugares se han hecho misiones para anunciar a Jesucristo”.

Escucha la entrevista en Radio Stella Maris:

Testimonios

Constanza Reinike, de “Familias Misioneras” del colegio Las Cumbres, agradeció la oportunidad de compartir con las comunidades afectadas por los incendios. “Fue una experiencia increíble, fue una bendición, la recepción fue muy buena, toda la gente quería ser escuchada, conversar, en todos lados nos recibieron muy bien. Pudimos entrar a algunas casas y rezar con ellos”, indicó. Además, se refirió a dos momentos muy significativos que se vivieron durante el Viernes Santo. “El viernes a la mañana hicimos puerta a puerta y a todos los invitamos a que en la tarde nos acompañaran en los Vía Crucis que hicimos, entonces fue muy bonito que después llegara la gente y te dijera: “Oye, vine, traje a mi nieto”. Y agregó: “En Las Vertientes, en el Vía Crucis, las estaciones las fueron haciendo en las casas de personas que habían fallecido, eso fue bien emocionante, porque las familias estaban súper agradecidas, pusieron altares, pusieron fotos de sus familiares que habían fallecido, rezaron por ellos, fue bien bonito”.

Rosario Hurtado, quien participó de las misiones, también compartió su testimonio: “Me llamo Rosario Hurtado y este año acompañamos a la comunidad de Pompeya Norte de Quilpué, junto a Familia Misionera del Colegio Cumbres. Es la primera vez que participamos en misiones de Semana Santa, pero teníamos muchas ganas de ir, por lo que habíamos escuchado de otros papás sobre años anteriores.

La experiencia fue increíble: Con mi marido logramos reconectarnos con ese espíritu misionero que se estaba empolvando desde nuestra época escolar y universitaria. Nuestros niños gozaron conociendo nuevos amigos, participando de los talleres y regalando agua bendita, rosarios y medallitas.

Volvimos con el corazón lleno de alegría y confirmadísimos para el próximo año”.

También, compartió su testimonio María Jesús Frías, quien participó en las misiones en Las Vertientes, Quilpué.

¿Es la primera vez que participas como familia en misiones de Semana Santa?

No, es la segunda vez.

¿Por qué te animaste a participar en esta instancia?

Porque creo son una excelente instancia de aporte a la sociedad en familia.

¿Qué te ha parecido la experiencia?

Nuevamente fue excelente. Lo repetiremos seguro.

¿Cómo lo han vivido como familia?

La familia completa disfrutó la experiencia de unión y ayuda.

¿Qué es lo que más te ha marcado?

Ver que para ayudar sí se puede hacer en familia, incluso cuando hay niños muy chicos, los cuales también aportan y crecen muchísimo.

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