Sus orígenes remotos los encontramos por allá a fines de 1978 y comienzos de 1979, cuando el problema limítrofe fronterizo entre ambos países alcanzó tal vez su punto más álgido, y la guerra estuvo a horas de desatarse. Chile y Argentina vivían momentos difíciles en sus relaciones como naciones, y las odiosidades, de una manera u otra, se proyectaban incluso en los cristianos, confundiéndose a veces los conceptos de Dios y Patria.
Sin embargo, el Espíritu, siempre atento a crear condiciones de amor y hermandad, quiso soplar e infundir en algunos matrimonios de cursillistas chilenos y argentinos, que mantenían una amistad a pesar de los acontecimientos para que pensaran algunas formas de pedir, no solo individualmente, sino en conjunto, de una manera particular al Señor por la paz y la hermandad entre nuestros pueblos. Comenzaba de esta manera a gestarse la que hoy en día es ya una tradición consolidada, las Ultreyas de confraternidad chileno argentinas.
El recién pasado fin de semana celebramos la 40° Ultreya de confraternidad en que 38 hermanos argentinos cruzaron la cordillera para venir a vivirla junto a un grupo de anfitriones chilenos que los cobijan en sus casas. Bajo el lema “¡Ay de mí si no evangelizara!” de la carta a los Corintios 9,16 de San Pablo, Patrono universal del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, nos congregamos en el salón San Esteban de la Parroquia “Sagrado Corazón de Jesús” de Quilpué, el viernes 25 en la Jornada por la Paz.
Luego de la exposición (“rollo”) “La creciente conversión de San Pablo”, expuesta por nuestro hermano Carlos Reyes, hubo trabajo de grupos donde se compartió en sintonía con el tema. A continuación, las vivencias de algunos hermanos(as) para continuar con una romería al templo para cerrar la jornada con la Eucaristía, que fue presidida por el Obispo, Administrador Apostólico de la Diócesis de Valparaíso, don Pedro Ossandón, al cual le agradecemos su presencia y potente homilía. Junto a don Pedro concelebraron el padre José Antonio Atucha, asesor diocesano, el padre Carlos Serrano, asesor del secretariado nacional del MCC y el Padre Jorge Farfán de argentina, Asesor del grupo latinoamericano de cursillos de cristiandad. (GLCC). Al finalizar la Eucaristía, en una breve, pero emotiva ceremonia, se llevó a cabo el traspaso del asesor del grupo latinoamericano de cursillos de cristiandad que dejaba-por razones de salud- el padre Carlos Serrano, en su reemplazo asume el padre Jorge Farfán.
Al día siguiente y convocados en el mismo lugar, donde se respiraba la alegría y confraternidad, celebramos la Ultreya. En esta ocasión el tema fue ” El Señor nos envía de dos en dos” y dado por el matrimonio de Manuel Gallardo y Marité Allendes. Luego, la reunión de grupo en que se compartió vida con los hermanos asistentes y las vivencias de algunos hermanos(as). Se concluye la celebración con la Eucaristía en el mismo salón San Esteban presidida por nuestro asesor padre José Antonio Atucha y concelebrada con el padre Jorge Farfán.
El domingo, temprano, la despedida a los hermanos(as) argentinos fue desde la parroquia San Benito de Chorrillos, los cuales se fueron llenos de alegría y fraternidad, encendidos en el espíritu de amor y comprometidos, como laicos, a seguir en la conversión permanente a Cristo y en la evangelización de nuestros ambientes. De Colores.
Fuente: Secretariado Diocesano MCC Valparaíso
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