Este domingo 07 de enero se celebró una Misa Solemne para concluir las celebraciones por los 160 años de evangelización en Rapa Nui. La ceremonia fue presidida por el Nuncio Apostólico, Monseñor Alberto Ortega y concelebrada por el Arzobispo Emérito de Santiago, Cardenal Celestino Aós; el Obispo Castrense, Monseñor Pedro Ossandón; el Obispo de la Diócesis de Valparaíso, Monseñor Jorge Vega; el Superior Provincial de la Congregación Sagrados Corazones en Chile y Argentina, P. Sandro Mancilla, el sacerdote de la Diócesis de Valparaíso, P. Winstor Hardy, el párroco de la comunidad Santa Cruz, P. Bernardo Astudillo y el P. Eric Hernout SSCC, Archivista del Instituto de los Sagrados Corazones.
Durante su homilía, Monseñor Alberto Ortega expresó: “Hoy damos gracias Dios por la Evangelización en la isla porque hace 160 años alguien vino para anunciar a Jesucristo, alguien vino para que se cumpliera esta promesa de Salvación, para indicar en este niño la luz de Dios que ha brillado para todos los hombres. Hacemos memoria agradecida porque la luz de Cristo ha brillado para nosotros, esta luz que trajo el Hno. Eugenio hace 160 años y que trajeron luego también otros misioneros, que han compartido los catequistas, que han compartido tantas familias, que han compartido sus abuelos, sus padres y que ahora llega también hasta ustedes y que la comparten con cariño con sus hijos y nietos”.
También, se refirió a las palabras del Santo Padre de ese día de la Epifanía del Señor: “Dice el Papa Francisco que los Magos tienen los ojos fijos en el cielo, los pies en la tierra y el corazón postrado en Adoración ante el Niño”. Y explicó: “Tenían una mirada amplia, no estaban replegados sobre sí mismos y teniendo la mirada en el cielo ven la Estrella. Es un hermoso ejemplo de no vivir encerrados en nosotros mismos sino ser buscadores de luz y de amor. Necesitamos tener la mirada puesta en alto para ver la realidad desde arriba. En otra ocasión dijo algo que siempre voy a recordar: mirar la realidad con los ojos enamorados de Dios. Muchas veces miramos de una manera muy pobre al otro y somos jueces muy duros con nosotros mismos. (…) Es el Señor el que tiene que estar en el centro de nuestras vidas, no otras cosas.
Con los pies en la tierra: los magos se ponen en camino, el viaje implica un cambio, una transformación, dejarnos instruir por el camino de la vida, que las dificultades que son inevitables en el camino no nos desalienten, sino que nos empujen, que nos sirvan para avanzar hacia el Señor firmes en la fe, como nos repiten tantas veces estos días. (…) La vida es un camino hacia Aquél que nos ama.
Con el corazón postrado en Adoración: los magos siguiendo la Estrella llegan al portal y dice el Evangelio que se llenaron de inmensa alegría y lo que hacen es postrarse en adoración ante este niño y le ofrecen sus dones: oro, incienso y mirra. El Papa nos invitaba, y yo me invito y los invito a que no perdamos el hábito de la adoración.
En este día que hacemos memoria agradecida, que podamos mirar hacia el cielo, con los pies en la tierra, en camino para encontrar a nuestro hermano, para anunciarles a otros sobre el don que hemos recibido, y todo con un corazón agradecido, un corazón de adoradores”.
Durante la Eucaristía, dos navegantes que se embarcarán durante 18 meses recibieron una bendición del Nuncio Apostólico. Además, se hizo el traspaso de la imagen del Niño Jesús Peregrino de una familia a otra, que lo recibirá durante una semana en su casa. Finalmente, Monseñor Jorge Vega anunció que próximamente se realizará un cambio de párroco en la comunidad de Rapa Nui.
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