El desafío de caminar hacia una Pastoral diocesana de acompañamiento a personas con problemáticas de alcoholismo y drogadicción

El 25 de agosto pasado se cumplió un año de la inauguración de las nuevas dependencias de la Casa Pastoral Kairós, que brinda acompañamiento a personas con problemáticas de drogadicción y alcoholismo, con el apoyo de la Fundación Educere.

Su principal gestor, el Pbro. Mauricio Villegas, explicó que más que una casa, esto es un intento por formar una Pastoral de Alcoholismo y Drogadicción, de acompañamiento, de reconstruir vínculos y de lograr que las personas que tienen estos problemas y sus familias que también por cierto sufren este flagelo, puedan salir adelante, tener esperanza y ojalá recuperarse y recobrar los vínculos”.

Actualmente, en el recinto funciona la Comunidad Terapéutica Pewén, que en este momento cuenta con siete usuarios de entre 27 y 50 años, de distintas comunas de la Diócesis de Valparaíso. Ellos viven allí por un período de tiempo acorde al proceso terapéutico personal que van realizando. Su jornada comienza muy temprano, a las 6:30 de la mañana, aunque a quien le corresponda hacer el pan para el día se levanta antes, a las 4:30. El día transcurre entre el desayuno, espacios de terapia personal y grupal, momentos de reflexión personal y comunitaria, el almuerzo, breaks, la once, momentos de esparcimiento, terapia laboral y terapia deportiva. Además, realizan las labores de cuidado y mantención de los espacios comunes incluyendo el jardín, y dado el carácter gratuito de la residencia para los usuarios, se los invita a la autogestión de varios elementos, como el pan por ejemplo, y algunos otros alimentos. Son cuatro los profesionales que trabajan allí, un psicólogo, una trabajadora social y dos educadores (que son trabajadores sociales de profesión).

Según indica Beatriz Zapata, coordinadora de la Comunidad Terapéutica Pewén, el espacio más importante es “el círculo”, porque allí los usuarios trabajan su habilitarse en comunidad, en relación, el otro me muestra, yo veo y voy reconociendo mi problemática, voy identificando y voy consiguiendo la motivación”. En este mismo sentido, el P. Mauricio Villegas destaca la importancia de vivir este proceso terapéutico en comunidad. “Nadie se salva solo ni se condena solo”, indica. Y agrega que Jesús nos enseña el camino para vivir comunitariamente. En tanto que Andrés Becerra, educador y terapeuta, agrega que “las personas no se transforman solas, se transforman con un otro. En ese espacio, los usuarios comparten sus sentimientos, sensaciones, experiencias, motivaciones y desafíos, dando cuenta del trabajo personal y terapéutico que van realizando.

Sobre la importancia de vivir estos procesos terapéuticos desde una mirada de fe, el Pbro. Mauricio Villegas, reflexiona que “en mi experiencia por lo que he vivido en Santa Inés, el Evangelio en el que Jesús anuncia la Buena Noticia a los pobres está la clave, porque finalmente cualquier persona que comienza a descubrir que tiene dificultades y quiere salir de esa situación, le abre su corazón al Evangelio y a la gracia de Dios. Y por eso este espacio se llama Kairós, la experiencia del Kairós es el momento de la gracia, es el momento de conversión, de cambio, de cuando Jesús dice “hoy se cumple esta escritura que acaban de oír”, o sea, hoy viene la salvación al mundo, justamente nosotros tenemos muchas experiencias de eso con las personas que comienzan a sanar, que empiezan a salir adelante”.

El desafío de caminar hacia una pastoral diocesana de acompañamiento a personas que sufren alcoholismo y drogadicción

El Pbro. Mauricio Villegas recuerda que años atrás había una pastoral social diocesana que atendía este tipo de problemáticas pero que con el tiempo se cerró. Actualmente, “nosotros queremos caminar hacia una pastoral que acompañe a las familias y a las personas con problemas desde la realidad territorial de las parroquias, y ahí hay un desafío tremendo”, sostiene.  En este sentido el sacerdote explica que de a poco están realizando charlas informativas en los distintos decanatos y que la propuesta es que las parroquias se involucren en el proceso terapéutico de las personas, es decir, que no sean sólo quienes derivan a una consulta con los profesionales de la Pastoral, sino que sigan de cerca su proceso, que le pregunten cómo le fue en la sesión de terapia, que entablen un vínculo y la acompañen en este nuevo camino.

“Hay un desafío muy grande en lo que es salud mental, bienestar y caminar hacia una humanidad más comprometida con el desarrollo humano, y hacia allá tenemos que caminar con Jesús, Él nos ofrece ejemplo de humanidad, nos enseña a vivir comunitariamente, a ser hijos e hijas de Dios, y hacia allá tenemos que ir nosotros”, puntualiza.

Y finaliza: “Hay que atreverse a caminar juntos, a pensar que lo que uno puede hacer no es algo de un experto, lo que se requiere es familiaridad, cotidianidad, acercamiento y estar siempre presente con las personas, especialmente con quienes tienen más dificultades. Hay que vencer prejuicios frente a situaciones humanas difíciles, lamentablemente tenemos muy arraigado el tema de los prejuicios, de las distancias que tomamos, pero cuando uno se va acercando, ve rostros humanos, ve personas sufriendo y ve personas capaces de entrar en fraternidad. Y hacia allá tenemos que ir”.

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