Jornada incluyó misiones puerta a puerta, una Eucaristía y una procesión por las calles del sector con la imagen de la Purísima de Lo Vásquez.
Este sábado 27 de abril finalizó el Programa Reconstruyendo Esperanzas lanzado por Conferre Nacional, Conferre Valparaíso y la Vicaría Pastoral de la Diócesis de Valparaíso con el objetivo de brindar acompañamiento psico-espiritual y contención emocional a los vecinos damnificados por los incendios en la V Región. En total, 107 voluntarios y voluntarias participaron de la iniciativa, entre ellos religiosos, religiosas, sacerdotes y laicos, quienes se trasladaron desde distintos lugares como Vicuña, Rancagua, Santiago, Linares y comunas de la misma región de Valparaíso, para acompañar a las comunidades los fines de semana.
La jornada de cierre se realizó en Pompeya Sur, Quilpué, e incluyó una Eucaristía, misiones puerta a puerta y una procesión con la imagen de la Virgen de Lo Vásquez por las calles del sector. La actividad estuvo encabezada por el Vicario Pastoral de la Diócesis de Valparaíso, P. Pedro Nahuelcura y la Hna. Rossana Villablanca, Delegada Episcopal para la Vida Religiosa de la Diócesis de Valparaíso. Asistieron también el secretario de Vicaría Pastoral, Juan Cortés; la secretaria de Áreas Pastorales, Doris Bustos; diáconos, religiosas y laicos.
Durante la Eucaristía se rezó especialmente por los carabineros fallecidos en Cañete y por las víctimas de los incendios. El P. Pedro Nahuelcura destacó que este trabajo “ha significado un compromiso, hemos estado recorriendo los diversos lugares, acompañando a nuestros hermanos damnificados, pero nos queda la tarea de poder continuar”. Y adelantó: “Esto ha sido una primera parte de la misión, que pretendía tratar de abarcar una gran cantidad de familias, de acompañarlas y de llevar esa palabra de consuelo de la Iglesia que tanta falta hace en estas emergencias. Pero nos queda la tarea de reprogramar en unos próximos meses un regreso a cada uno de los lugares que hemos ido acompañando para que la gente sienta no solo asistimos una vez, sino que se sientan acompañados en todo este proceso que están viviendo. Y ese es el compromiso que hemos adquirido hoy día con todas las comunidades que hemos visitado”.
Acerca de la recepción que tuvo el programa, el sacerdote explicó que “en todos los lugares donde recibieron a las religiosas, a las misioneras y misioneros la acogida fue extraordinaria, en las reuniones de síntesis que teníamos la mayoría de las misioneras y de los misioneros dijeron que se quedaron sorprendidos por la inmensa acogida que tuvieron de parte de los damnificados. De hecho, muchos de ellos esperaban una palabra, una presencia, un apoyo, especialmente para vivir estos momentos”. Y finalizó reflexionando que, ante tanto dolor y tanta tragedia, la Iglesia, junto con entregar ayuda material y gestionar campañas solidarias, también tiene que entregar ayuda para la reconstrucción del alma, escuchando y brindando contención.
Por su parte, la Hna. Ester Castro, de la Congregación Esclavas del Corazón de Jesús, de Rancagua, valoró positivamente la actividad desarrollada. “Me he sumado a esta misión, visitando y compartiendo con la gente que lo ha perdido casi todo, la verdad es que ha sido una experiencia entrañable, conocerlos, escucharlos y compartir sus penas, sus esperanzas y sobretodo sentir la presencia inmensa de María, que está con ellos y los acompaña”, indicó.
Por su parte, Claudia Santander, de la capilla Sagrada Familia, de Villa Alemana, reflexionó sobre su experiencia y aprendizajes durante su participación en el programa. “Aprendí que, en medio del dolor, en medio del sufrimiento, si se lleva a Cristo presente se puede salir adelante, y eso lo vi en todas las familias a las que les entregamos una palabra, la Palabra de Dios, y como ellos recibían con tanta alegría la presencia de Cristo vivo. Me quedo con el corazón llenito y con mucho aprendizaje, espero volver a participar en las futuras misiones, expresó”.
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